jueves, 1 de junio de 2023

Breves retazos de historia

El ajedrez un juego milenario

El origen del juego del ajedrez sigue siendo un misterio, la versión  más aceptada sugiere que fue inventado en la India, con el nombre de chaturanga. Si bien investigaciones recientes indican posiblemente un origen chino y que podrían remontar hasta el siglo III a. C.

En el “Libro de los reyes” aparece por primera vez en un fragmento del poema épico persa Shahnameh la primera mención conocida del origen del ajedrez. Según su autor, el poeta Fedrousí, el juego se había originado en el siglo VI a raíz de una disputa por el trono de Hind (India) entre los hermanos Gav y Talhand: el segundo había muerto en la batalla y su madre, disgustada, recriminó a Gav que hubiera matado a su hermano Este negó haberlo hecho y, para probar su inocencia, recreó la batalla usando piezas de marfil que representaban las cuatro unidades de combate del ejército: la infantería, la caballería, los elefantes y los carros.

El juego se hizo popular entre los califas en el siglo IX  siendo ampliamente aceptado y difundido en el mundo árabe, es llevado al norte de África, Sicilia y la península Ibérica. A finales del siglo XI su popularidad alcanzó a todo el continente europeo.

La práctica del ajedrez fue discutida entre teólogos católicos. Hasta aproximadamente el siglo XIV, siendo  prohibida, en varias ocasiones y en diferentes países (Francia, Rusia, Inglaterra y Alemania) y religiones (Iglesia ortodoxa, judaísmo y catolicismo).

Alfonso X de Castilla, llamado el Sabio fue el traductor y adaptador de las normas árabes descritas en diversos tratados que nos dictaban como se jugaba al ajedrez, decía que la figura más importante del juego era la Alferza. Como curiosidad las figuras más antiguas del ajedrez están en España.

Las normas que rigen el reglamento del ajedrez han sufrido sucesivas modificaciones a los largo del tiempo, pero es a finales del siglo XV cuando el juego sufrió la principal alteración en su historia, las piezas se van reconfigurando: del elefante al alfil; del carro o buque a la torre; de la Alferza a la Dama o la reina. Así pues es a partir de aquí cuando las piezas adoptan la forma que tienen en la actualidad y se juega con las reglas que se modificaron en este tiempo y se elaboraron en España. Un manuscrito de 1474 que se conservaba en un monasterio y que fue expoliado por los franceses cuando nos invadieron. Contiene las reglas del juego tal como hoy le conocemos, siendo el origen moderno del ajedrez.

Poco a poco, el juego comenzó a ser aceptado por la nobleza siendo considerado entretenimiento adecuado para caballeros, soldados cruzados y ministriles. También se le permitía a un hombre que visitase la habitación de una dama con la intención de jugar al ajedrez. Siendo utilizado muchas veces como excusa para el cortejo. En las cortes de Europa, los reyes y nobles lo transforman en el principal pasatiempo.

Hasta el siglo XV el ajedrez había sido básicamente un pasatiempo para las clases altas; además, los juegos tendían a ser muy largos puesto que la alferza y el alfil poseían movimientos limitados a pocos cuadros. El cambio de estas piezas convirtió el ajedrez en algo mucho más complejo y estratégico, una auténtica competición intelectual. 

La gran movilidad de estas nuevas piezas volvió obsoleto todo el conocimiento adquirido previamente sobre la teoría de aperturas y finales y el juego fue ampliamente difundido en Europa.

Viejas crónicas dicen que el Rey Felipe II organizó el primer campeonato de ajedrez del mundo. Aunque no es hasta 1834 cuando se emprendieron torneos y se disputó el primer campeonato internacional conocido entre el británico Alexander McDonnel y el francés Louis-Charles de la Bourdonnais, que se erigió en el primer campeón del mundo de ajedrez, aunque fuera todavía un título no oficial.

Le sucedió el británico Howard Staunton, que tuvo un papel muy importante a la hora de estandarizar las piezas y reglas del juego y promocionar el ajedrez a nivel internacional. Staunton tomó la decisión de adoptar el diseño registrado una década antes por un diseñador llamado Nathaniel Cooke, con las figuras que hoy representan las distintas piezas. Todo ello ayudó a homogeneizar el juego y a dar un carácter oficial los campeonatos y federaciones de ajedrez en la segunda mitad del siglo XIX.

La soldado estanquera

En Aguilar de la Frontera el 16 de agosto de 1775 nació Ana María de Soto Alhama, una valerosa mujer conocida en su época como la “Soldado estanquera”. Lo que nos lleva a pensar que no solo grandes personajes de la historia debemos conocerlos y llenarnos de orgullo sus hazañas. En la historia también hay personajes de menor rango que no por ello fueron menos grandes sus hechos. Es el caso de esta mujer que disfrazada de hombre se alistó en la Infantería de Marina en el año 1793.

La poca información que se ha obtenido en la investigación de este personaje nos da como hechos ciertos la fecha de su alistamiento como soldado en la sexta compañía del undécimo batallón de Infantería de Marina, bajo el nombre de Antonio María de Soto. Embarcó en la fragata Nuestra Señora de la Mercedes el 4 de enero 1794, desembarcó el 18 de septiembre del año siguiente. Embarca de nuevo el 22 de septiembre de 1975 y en la que permanecerá más de un año. El 18 de diciembre de 1796 se embarca en la Santa Dorotea, hasta que el 26 de enero vuelve hacerlo en la fragata Nuestra Señora de la Mercedes. Participa en los ataque de Banyuls en la defensa de Rosas y en la batalla del Cabo San Vicente que supone la derrota española contra los ingleses el 14 de febrero de 1797. A borde de la fragata Matilde participa en la defensa de Cádiz contra la escuadra inglesa y en las lanchas cañoneras organizadas por el general de Marina D. José Mazorredo. El 7 de julio de 1798 desembarca de la fragata Matilde, ya descubierta su verdadera naturaleza, tal y como se recoge en la solicitud de pago de pensión que consta en el Archivo General de la Marina.

La novela de Alicia Vallina “Hija del mar” me ha acercado a conocer el personaje. Un personaje que a mí personalmente me ha cautivado, sin duda la novela nos ha presentado una mujer dispuesta a luchar en un mar hombres, sabiendo que si era descubierta no solo sería echada de la marina sino que sin duda sería condenada a muerte. Lo cierto es que debieron producirse unos hechos muy valerosos en su etapa de infante de marina, que llevaron a que el Rey Carlos IV, le concediese el privilegio de licencia de estanco en la localidad cordobesa de Montilla. Aquí falleció a la edad de 58 años el día 4 de diciembre de 1873.

Sin duda Ana María de Soto era una mujer única en su tiempo que vivió con la valentía de quien no se entrega a su destino establecido. Quizás la libertad por la que pudo haberle llevado a ser soldado en una época en que la mujer no era libre ni para elegir el amor, fue una libertad que le supuso pagar una serie de peajes: el de la soledad, la incertidumbre, la incomprensión y el miedo.

 Bulnes

Bulnes, es una de las aldeas más remotas de España y solo se podía acceder caminando, como se ha hecho desde tiempo de los romanos, por el Canal de Texu. Un canal de alta montaña desde Poncebos a unos 5 km., por el cual se tardaría entre una hora y media o dos según tu condición física. Pues bien desde 2001 puedes subir por un “tren-cremallera”. Esta maravilla de la ingeniería cambió desde entonces el ir a pie o con mulas de carga para poder transportar víveres y productos de necesidad.

En el tren cremallera o (funicular) en apenas 7 minutos te lleva a Bulnes, desde Puente Poncebos salvando un desnivel de 400 m. y unos 2250 m. de recorrido. Cierto es que para llegar a la aldea aún hay que caminar por una cómoda y espaciosa senda unos 5 minutos.

Cuando desembarcas a más de mil metros de altitud, en medio de cumbres que te abrazan literalmente, la sorpresa es mayúscula y tienes la sensación es la de haber traspasado una frontera. No puedes dejar de imaginar a los pobladores de los Picos, en el supremo ejercicio durante toda su vida para su supervivencia en el medio natural.

En pleno Macizo Central de los Picos de  Europa, en el Concejo de Cabrales. Allí descubriréis un idílico paisaje. Con vistas panorámicas.

Bulnes es el punto de partida de muchos montañeros que se deciden a llegar al lugar más complicado e inhóspito. El Pico Urriellu, el famoso Naranjo de Bulnes.

Hermosas casas de piedra que se disponen formando callejuelas empedradas, te invitan a pasear y a perderse por ellas.

El silencio, solo roto por fluir del agua o el canto de algún pájaro, te hará volver a la realidad, porque tú te habrás transportado a un pasado:

Yo en mi ensoñar me había imaginado ser un soldado. Refugiados en este inhóspito lugar, tras haber sido vencidos por los musulmanes en el mes de julio del 711 en la batalla de Guadalete, el ejército del Rey Rodrigo, los que sobrevivimos, vinimos a cobijarnos a este agreste lugar, presumiblemente a esta aldea.

D. Pelayo y sus seguidores, Astures, Cántabros y nobles godos formamos un pequeño ejército frente al contingente ejército invasor que ya en el año 715 puede decirse que toda la Península Ibérica está bajo control musulmán.

D. Pelayo portando la espada de su padre el duque Favila nos arengaba a luchar contra esos bárbaros que había invadido la península Ibérica.

-Siendo hombres del desierto estos lugares les serán inaccesibles y por tanto jamás tomarán posesión de estas tierras. El Rey Rodrigo ha muerto, yo mismo enterré su cadáver en el Viseo, los monjes benedictinos son testigo de ello. Es a nosotros a quien se nos da la obligación de reconquistarla y de reconstruir la unidad católica de la época visigoda, yo mismo hincaré mis rodillas a quién de nosotros nombréis Rey.-

Nombrado Rey a D. Pelayo. En el 722 la victoria de la batalla de Covadonga sobre los musulmanes, dará lugar más tarde al Reino de Asturias. Surge de este modo el primer reino de la España cristiana y de la reconquista. Puede decirse por tanto que Asturias es el embrión de lo que hoy es España”.

He vuelto a la realidad, descubriendo que entre las brumas del tiempo existe un territorio mítico, en Bulnes tendréis la impresión de haber traspasado una frontera, jamás había sentido esa sensación en ningún otro lugar.

Solo me resta despedirme y animaros amigos seguidores y lectores a visitar, Asturias. En el corazón de la costa Norte española, hallaréis un paraíso natural, y un lugar de una belleza extraordinaria.

El Palacio de Cambre

Sin duda, todo un acierto para disfrutar de un lugar tranquilo en plena naturaleza. Un sueño, entre el pasado y el presente, un lugar idílico para descansar, donde el sonido del río te ayudará a relajarte, y te anima a meditar.

El Palacio de Cambre en Soto de Cangas, el origen fue una torre del siglo XV-XVI que recibió ampliaciones en el siglo XVII y posteriores. Hoy reformado en alojamientos, apartamentos de 1 y 2 dormitorios con un exquisito gusto y con todas las comodidades actuales incluida Wifi gratuita. Con capacidad para 3, 4 o 5 personas. Todos los alojamientos disponen de cocina, equipada con nevera, horno, microonda y hervidor de agua, lavadora, sala de estar con sofá cama y TV de pantalla plana baño privado y ducha. Parking gratis.

Soto de Cangas pertenece al concejo de Cangas de Onís. Está situado al pie de la carretera AS-262, a 4 km. de Cangas de Onís, a 6 de Covadonga, a 18 km. de los Lagos de Covadonga, donde podrás subir en bus cuya parada está situada a menos de un km.

El pequeño pueblo de Soto de Cangas es un pueblo rico en patrimonio arquitectónico entre el que destacan el Torreón de la Jura, el Palacio de Cambre, del siglo XVI, el Palacio de los González Cutre, del siglo XVIII, la Iglesia se San Andrés, del siglo XVI, y un antiguo puente. En el Campo de la Jura se dice que se produjo la proclamación de Don Pelayo como rey de los astures.

Visita, descansa y relájate en Palacio Cambre en Soto de Cangas. Su puntación por quienes hemos estado en él, está en 9,7 de media, y al día de hoy se queda corta.

 La trágica muerte del segundo monarca del reino de Asturias.

Tras aniquilar al destacamento musulmán que Munuza envía al refugio de Pelayo para acabar con la resistencia, en lo que se conoce como la batalla de Covadonga en el 722. D. Pelayo es coronado Rey de Asturias en el llamado Campo de la Jura, cercano a Cangas de Onís. Su reinado durará hasta su fallecimiento en el 737. Casado con Gaudiosa, fruto de su matrimonio nacieron dos hijos: Favila y Ermesinda o Hermenesinda.

Favila, sucedió a su padre D. Pelayo en el trono. Gobernó únicamente dos daños, siete meses y diez días, desde 737 hasta 739, al encontrar la muerte por cometer la imprudencia de intentar cazar en solitario un oso que acabó con su vida en el año 737. Sitúan su muerte en los bosques cercanos a Canicas, y aunque no se conoce con exactitud el lugar en el que sucedió la tradición local asegura que se produjo en la aldea de Llueves, próxima a Cangas de Onís.

En la foto de la izquierda que adjunto, la Cruz y una tosca inscripción recuerdan el lugar del regicidio.

También algunas hipótesis relacionan la muerte de Favila como una causa política, los regicidios fueron una constante en este reino. Lo cierto es que la muerte de Favila benefició al futuro Alfonso I de Asturias,  hijo del Duque Pedro de Cantabria, el noble más poderoso de la región. Alfonso I de Asturias estaba casado con la hermana de Favila, Ermesinda.

El Rey Favila pasó a la historia con más pena que gloria ya que no fue importunado por los árabes que guerreaban por entonces en Francia. Recibió sepultura en la Iglesia de la Santa Cruz de Cangas de Onís. Construida sobre un dolmen, y que él mismo ordenó erigir junto con su esposa, la reina Froiluba.

Mauregato. El rey depravado

Tras D. Pelayo, Mauregato fue el sexto rey del incipiente reino de Asturias. Mauregato era hijo bastardo del Rey D. Alfonso I y de una mora esclava suya. Mauregato apoyado por parte de la nobleza asturiana, se hizo proclamar rey, apropiándose del poder en Asturias.

Veamos antes un breve resumen de como Muregato llega al poder. Como es sabido el primer rey de Asturias es D. Pelayo 718-737. A su muerte su hijo Favila les sucede 737-739. Tras el rey Favila, le sucede  Alfonso I, 739-757

En el periodo comprendido entre los 757 y 768, escogido por la nobleza asturiana, reinó Fruela I. Fruela temía que su hermano Vimarano pudiera disputarle el trono por las muchas simpatías. No tuvo mejor idea que asesinar a su hermano Vimarano, eso ocurrió en el año 765.

En el año 768 Fruela fue asesinado por sus parientes en venganza por la muerte de su hermano Vimarano.

Le sucede en el reinado, Aurelio, que era primo hermano de Fruela I. Aurelio reinó entre el 768 y el 774, año en que falleció por enfermedad.

Entre el 774 y 783, Silo, reinó Asturias,  Silo sucedió al rey Aurelio al acceder al trono por estar casado con Adosinda, hija del rey Alfonso I el Católico.

Antes de fallecer Silo, la reina Adosinda consiguió hacer elegir rey a su sobrino Alfonso. El joven Alfonso II el Casto (hijo de Fruela I el cruel), pero una revuelta dio el trono a depravado rey del que os hablo en esta narración. Mauregato.

A él se le atribuye el llamado tributo de las cien doncellas. Según la leyenda, Mauregato habría pactado la ayuda del emir de Córdoba, Abderramán I, a cambio de un dar un tributo anual de cien doncellas cristianas.

El Tributo de las cien doncellas ha sido un tema de controversia para los historiadores, divididos en dos posiciones, los que han intentado demostrar la veracidad de los acontecimientos adscritos al tributo y los que se han esforzado por negar su autenticidad. El tributo habría consistido en el reconocimiento por parte del Reino de Asturias de la supremacía del Emirato de Córdoba. A cambio de mantener su reino independiente y en paz con los árabes debía enviar a Córdoba cien muchachas vírgenes: de las cuales, cincuenta debían ser humildes y las otras cincuenta de noble cuna. El Tributo se habría llevado a término durante varios años, y es catalogado como “infame”  a los ojos de los hombres, y “pecado” a los de Dios.

Es por esto que Mauregato sea conocido como un rey nefasto, un monarca tirano y traidor para la cristiandad.

En una próxima narración os contaré como el rey Ramiro I consigue la anulación del tributo.

(Un inciso, la novela la Visigoda, de Isabel San Sebastian nos acerca a este tiempo en el que la gloria y el horror se daban la mano. Alana, la hija de la jefa de un clan astur y un caballero visigodo es ofrecida como parte del tributo de las cien doncellas al emir de Córdoba Abderramán I). Recomiendo su lectura.

Sidrería Asador El Horru Encandado

A veces tiene uno la suerte de recalar en sitios donde las costumbres típicas de un lugar se mantienen vivas, por lo que puedes observar las expresiones y sentimientos de un pueblo que con ellas refleja su identidad cultural y social, así como los valores que fundamentan su pensar y actuar.

Sin duda me ha sorprendido gratamente Sidrería Asador El Horru Encantado, no sólo por lo que a continuación os voy a contar si no que además hay que reseñar la amabilidad del personal que lo atiende.

La particularidad que me ha llamado la atención es como te sirven la sidra. La sidra se pide y se vende por botellas, seguro que habrá algún sitio en la que pueda pedirse un vaso, pero la medida estándar es una botella y aquí en esta sidrería te la sirve un escancidor. Porque es aquí en Asturias el único lugar del mundo donde se escancia la sidra, y eso que también se vende sidra en el País Vasco y Francia, por ello la tradición se mantiene latente.

¿Qué es escanciar la sidra? Es el momento en la que ésta se tira directamente al vaso o copa. Para ser más preciso, escanciar significa decantar, verter el contenido de la botella a un vaso que necesariamente debe ser ancho.

¿Para qué se escancia la sidra? Al golpear la sidra contra el vaso se volatizan sus precursores aromáticos y se potencian sus propiedades. Las pequeñas burbujas que vemos al escanciar la sidra son las que permiten arrastrar su aroma y hacerlo llegar hasta nuestra nariz.

Una vez escanciada, toca beberla pero hete aquí otra curiosidad de esta recomendable bebida, se bebe de forma continua, sin parar, durante un mismo trago lo cual no quiere decir de golpe, así se disfruta del cuerpo y el sabor que deja en la boca.

He dejado para el final el ritual de escanciar la sidra, en la que veremos como el escanciador adopta una postura recta, sin ser rígida. El brazo que sostiene la botella ha de estar estirado por encima de la cabeza. El brazo que sostiene el vaso ha de estar estirado hacia abajo y colocado más o menos en el centro del cuerpo.

Y como reflexión final una última curiosidad que nos hará pensar los orígenes antiquísimos de escanciar, dado que el vocablo no es de origen latino, ni griego ni árabe como ocurre con la gran mayoría de las palabras castellanas.

Así pues solo me resta decir:

Felicidades a Sidrería Asador El Horru Encantau, y recomendarles amigos lectores y seguidores que visiten si tienen la oportunidad de venir a Cangas de Onís este encantador lugar.

 Bachiller León

Si Lekanaklub y la Sociedad de los Caballeros Agustinos hubiesen tenido como sede de sus reuniones en la misma casa, esta podría decirse que es la del comienzo de la calle Bachiller León, ya que hace esquina con esta calle y en la fachada de la misma, se podía leer hace algunas décadas, una placa en latín que hace alusión a la sentencia de Horacio, placa que concede a esa casa una posibilidad de ser la que hallaba buscando como la de D. Luis Herrera.

¿Qué tiene de particular esta calle?, pues que curiosamente es una de las calles más antiguas de nuestro callejero ya que aparece con este nombre desde 1577.

Cabra, culta y poética, dije en mi escrito sobre Lekanaklub ahora añadiría además, cuna de grandes de hombres.

¿Quién fue el Bachiller León? Fue Antón de León y Fernández de Córdoba, hijo del regidor egabrense, Pedro Fernández de Córdoba y de María Fernández de Atienza. El Bachiller León era biznieto, por línea bastarda, del primer Conde de Cabra. Nos referimos al primer conde tras el resurgimiento por segunda vez medio siglo después por la creación por Enrique IV de Castilla el 2 de noviembre de 1445 del Condado de Cabra. Siendo el primer Conde en este periodo Diego Fernández de Córdoba y Montemayor, quien era señor de Cabra desde 1439.

Sin embargo hubo un primer Conde de Cabra que lo creó Enrique II en 1380 y lo cedió a su hijo bastardo Enrique de Castilla, nacido en nuestro castillo de su amante Juana de Sousa. Enrique falleció sin descendencia en 1404 y el condado volvería a la Corona castellana. De ahí que Enrique IV como hemos comentado se lo diera a Diego Fernández de Córdoba y Montemayor por haber ayudado al monarca en la contienda contra el Reino nazarí de Granada.

Volviendo al Bachiller Antón de León y Fernández de Córdoba, era Bachiller en Derecho. Se casó con Juana de Gálvez y junto con su mujer fueron los fundadores del Convento de los Dominicos de Cabra en 1550. De este antiguo convento es la Iglesia de Santo Domingo. Se erigió sobre una pequeña ermita, llamada de la Doctrina de principios del siglo XVI.

El Bachiller León figura en el Padrón de Hijosdalgos de Cabra emitido en el día primero de diciembre de 1544.

Antón de león y Fernández de Córdoba y su esposa Doña Juana de Gálvez, como fundadores del convento hicieron una donación gratuita a la comunidad de unas casas, huertas, viñas y olivares, dando una gran suma de dinero para la edificación y entregando además doña Juana de Gálvez, con el beneplácito de su marido, todas sus joyas, prendas de adorno de su persona y casa, y disponiendo por último en su testamento diferentes legados a favor del Convento. El matrimonio está sepultado en la capilla de lado del evangelio.

El fantasma de Doña Juana

Terminaba hace un mes un breve artículo que titulé: “En el Castillo de Cabra” y lo acaba diciendo que la muerte de Enrique de Castilla hijo de Enrique II y Juana de Sousa, fue un terrible sufrimiento para su madre doña Juana, tanto que el fallecimiento de su hijo la llevó a perder la razón: Esa otra historia os anunciaba, si queréis podéis leerla a continuación.

Comenzaré diciendo que Doña Juana Alfonso de Sousa fue hija de Don Vasco Alfonso de Sousa que provenía de la rama bastarda de la casa Real portuguesa.

Sus padres fueron: Don Vasco Alfonso  de Sousa, vino a Castilla y fue vasallo de Alfonso X, más tarde fue nombrado señor de Castil de Anzur y de Almenara por Alfonso XI. Se asentó en Córdoba y se casó con Doña Gómez Carrillo hija del señor de Santofimia y de Juana Fernández de Córdoba que era hija de los II señores de Cañete.

El matrimonio de muy elevada posición social en Córdoba pide al Cabildo poseer una capilla en la Mezquita-Catedral para el enterramiento de su familia. En 1365 el Obispo de Córdoba, el Dean y el Cabildo les otorgó la capilla de San Clemente junto al muro sur de la ampliación de Almanzor. Asimismo piden que el título de la misma sea Capilla de la Encarnación.

Juana es la segunda de los hijos de este matrimonio, que tuvo cuatro hijos: Diego Alfonso, Juana, Juan Alfonso y Leonor.

Juana conoció a Enrique II en 1369 cuando ella contaba 21 años y el Rey Enrique II el trastámara todavía no había ocupado la corona castellana. Entre ellos surgió un largo romance, que duró desde 1370 hasta 1378.

 El rey y doña Juana, quedaron prendidamente enamorados el uno del otro tal es así que pariría un hijo de éste al que llamaron Enrique de Castilla y Sousa, nacido en el año 1378 al que en 1380 se le otorgó el título de duque de Medina Sidonia además se le otorgaría también los títulos de Conde de Cabra y los señoríos de Alcafán y Morón.

Enrique de  Castilla y Sousa, nació la conocida como “Torre Juana” del castillo de Cabra. Es una de las dos torres que conserva nuestro castillo, concretamente la que se haya en el noroeste. Es una torre de unos diez metros, es maciza en su parte inferior, cuadrada y presenta una sala abovedada.

Como es sabido el Rey Enrique II tuvo cantidad de amantes, y cuando perdió el interés por Doña Juana dando por concluido el romance, el propio Rey le buscó hombres ilustres pero jamás se casó, con ninguno. Doña Juana se consagró exclusivamente a su hijo,  vivía por y para su adorado hijo D. Enrique.

Por ello la muerte de su hijo a los veintisiete años en 1404, hizo enloquecer de dolor a Juana y se retiró del mundo encerrándose en la misma Catedral donde se enterró a su hijo. Para ello pidió al Cabildo los cuartos que le llamaban “Cabezas de rentas” aunque más tarde se conocería como “cuarto de chocolate” que es una de la piezas que recae frente a la fuente Mayor. Allí vivió hasta el fin de sus días, trayendo sus criados desde su casa los alimentos.

Solamente, a deshora salía de su escondrijo y pasaba las noches de rodillas frente al ataúd donde yacía su hijo, con la esperanza de que cuando muriera ella pudiera estar junto a él.

Hasta aquí la historia, ahora la leyenda, que nos narra que entre el laberinto de columnas de la Mezquita-Catedral de Córdoba afirma que deambula el fantasma de Doña Juana de Sousa, y dicen que es verdad que cuando la Mezquita queda silenciosa, se escucha a Doña Juana sollozando por la muerte de su hijo.

¿Leyenda o verdad?, la narración popular cuenta este hecho real o fabulado, ubicado en un tiempo y un lugar de la historia, es lo hace que le aporte verosimilitud al relato. Lo cierto es que la historia a mí me ha atrapado y se la he querido contar a ustedes. 

En el Castillo de Cabra

En mi infancia, presumía que el Rey Boabdill estuvo encerrado en el Castillo de Cabra, también sé que lo estuvo en el de Lucena. Este hecho importante ha sido motivo de discordia entre lucentinos y egabrenses, a mí hace tiempo me quedó meridianamente claro que unos y otros tenían razón al apuntarse este suceso. Unos porque cayó preso en la batalla de Lucena y es llevado a ese castillo porque Diego Fernández de Córdoba y Arellano, primer marqués de Comares ahí lo lleva preso, tras hacerlo prisionero Martín Hurtado,  peón de infantería, natural de Lucena. Otros porque  Diego Fernández de Córdoba y Carrillo que acudió a la batalla  en ayuda de su sobrino y por su rango superior ya que ostentaba  los títulos de II conde de Cabra, II vizconde de Iznájar, IV señor de Baena y mariscal de Castilla, es quien se hace cargo del prisionero hasta ser entregado a los Reyes Católicos, por lo cual es factible que lo llevase a su castillo Cabra y también al de Baena.

La importancia del Castillo de Cabra no solo debiera conocerse por este hecho que a la postre en menos de una década cambiaría la historia de España dado que aquí comienza el declive del reino nazarí con la entrega de Granada a los Reyes Católicos (2 de enero de 1492)

Cierto es que aunque no tengo datos, ni considero que yo esté capacitado para lograr acreditar tan importante hecho, aunque he leído bastante tanto en el sentido de que pudo haber nacido en Cabra, como podría haberlo hecho en Sevilla, lo cierto es que podemos apostar porque en nuestro afamado castillo hubiere nacido, Enrique II, tercer hijo natural de Alfonso XI con Leonor de Guzmán.

Leonor de Guzmán era una noble andaluza de la que nunca se separó hasta su muerte y en cuya crónica la describe como:

“Era, dueña muy rica y muy fija dalgo y era en fermosura la mas apuesta muger que avia en el Reyno”.   Crónica de Alfonso XI

¿Quién fue Enrique II? Conocido como Enrique de Trastámara,  al  heredar del magnate nobiliario Rodrigo Álvarez de  las Asturias de quien era ahijado el título de Conde de Trastámara.  Enrique II fue llamado “El Fraticida”  porque vengó la muerte de su madre dieciocho años más tarde de que esta fuera asesinada por Pedro I y María de Portugal, matando a su hermanastro Pedro I  apodado el cruel e hijo legítimo de Alfonso XI.  

A Enrique II, también se le llamaba “el de las Mercedes”, ya que al ser proclamado rey en Calahorra (1366),  a cambio tuvo que conceder a sus aliados títulos y riquezas sin medida, como pago por la ayuda recibida.

El título de conde de Trastámara, es el que Enrique II, da nombre a la disnatía que se inició, siendo él, el primer monarca de la dinastía Trastámara en los reinos de Castilla y León.

Pero no solo aquí acaba la historia que he conocido del Castillo de Cabra y que debiera de darse a conocer para orgullo de nuestro pasado. Sino que también un hijo ilegitimo de Enrique II nace en nuestro castillo, las viejas crónicas sí que hacen referencia de este nacimiento en la llamada torre Juana.

La Torre de nuestro castillo conocida como Torre Juana, lo es, porque ahí dio a Luz Juana de Sousa a un hijo ilegitimo de Enrique II. Juana de Sousa quedó embarazada de Enrique II a los veinticinco años de edad. Ésta era hija era hija de Vasco Alfonso de Sousa de Portugal y de María García Carrillo. En 1369 conoce a Enrique II y desde 1370 hasta 1378 se sucedieron sus visitas, siendo las más prolongadas entre 1375 y 1377

Así pues Enrique de Castilla, hijo de Enrique II y Juana de Sousa también podría haber nacido en nuestro castillo. Enrique ostentó el título de I Conde de Cabra, de Medina Sidonia y señor de Morón, Alcalá de los Gazules, Portillo y Aranda de Duero. Muere a la temprana edad de 27 años, lo que acarrearía a su madre un terrible sufrimiento por su pérdida que la llevó  perder la razón, pero eso es otra historia.

 Ermitas de Cabra

Viejas crónicas nos dicen que hubo en Cabra seis ermitas, dos dentro de la villa  y las otras cuatro cerca de ella y en su término, que son: San Sebastián, San Cristóbal, Santa Ana, Nuestra Señora de Belén, Nuestra Señora de la Sierra y Nuestra Señora de la Esperanza y San Marcos.

El historiador cordobés Luis María Ramírez y las Casas-Deza decía a mediados del siglo XIX, refiriéndose a las ermitas del término municipal de Cabra: “Fuera de la Villa están: Nuestra Señora de Belén, San Marcos y San Cristóbal de cuyas fundaciones no se sabe más sino que estaban fundadas en 1550”.

La ermita de San Sebastián estaba detrás del cementerio viejo, en una pequeña altura que hay a la derecha de la carretera Lucena. Hoy está totalmente desaparecida.

La ermita de San Cristóbal se localizaba en un cerro de 477 metros de altitud,  próxima a los caminos de Lucena y Rute. Antiguamente se decía misa en determinados días del año. Hoy es un cortijo privado. Si descendemos este cerro nos encontraremos en la laguna San Cristóbal. Laguna que recibe tal denominación por la ermita, así como el propio cerro es conocido por este nombre.

La ermita de Santa Ana. Sobre los restos de esta ermita del siglo XVI, se construyó un pequeño templo que nos es otro que la actual Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios.

La ermita de Nuestra Señora de Belén. A finales del siglo XIX y quizás principios del siglo XX aún estaba dicha ermita, que existió inmediata al puente llamado de Belén, fue construida en el año 1621, según consta en actas del Cabildo del mes de Junio de ese año. Hoy está totalmente desaparecida.

La ermita de Nuestra Señora de la Sierra, es el Santuario de la Virgen de la Sierra (Patrona de nuestra ciudad). Enclavado en la Sierra de Cabra en pleno Parque Natural de las Sierras Subbéticas. Su construcción comenzó en el año 1260, sufriendo una gran remodelación en el año 1591 conservando prácticamente su estado actual de conservación.

De la antigua ermita de Nuestra Señora de la Esperanza y San Marcos no quedan vestigios de ella, incluso la nueva ermita de San Marcos que se construye en 1740,  queda destruida totalmente en 1844.

Por completar este escrito habría que destacar también la ermita del Calvario  y la más alejada del Cabra, como es la ermita de la Esperanza.

La ermita del Calvario. Está en lo alto de un cerro, entre las carreteras de Baena y Nueva Carteya. Es de sólida construcción, y en el camino que conduce a ella, hay varias cruces de piedra. Actualmente se ha restaurado.  En la Cuaresma se realiza un Via Crucis donde el Cristo del Calvario es llevado hasta la Parroquia de la Soledad, desde donde hará su desfile procesional en Semana Santa junto con la imagen de Nuestra Señora del Rosario.

La ermita de la Esperanza se halla a unos catorce kilómetros de Cabra, se erigió en parroquia en 1735. Fue construida modestamente. A la espalda de esta ermita había un pequeño cementerio. Hoy está destruida.

Ex convento de San Francisco de Paula

No sé muy bien por qué de los diferentes conventos que ha habido en Cabra, desde siempre me ha llamado la atención el desaparecido convento de San Francisco de Paula, llamado también convento de mínimos y del cual quisiera contarles lo que me ha sido posible conocer de él. Quizás pudiera ser por una curiosidad que sin duda maximicé en mi imaginario infantil cuando me la contaron, entendiendo quizás de otra forma, lo que simple y realmente fue,  y es que en una ocasión que se hizo una nivelación para la descripción de la ciudad de Cabra y sus calles y resultó que señalaba con cotas iguales el vértice o cúspide del campanario de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y Ángeles, con la grada de la puerta de este convento. Una curiosidad añadida a la atracción que desde niño he sentido por los conventos  con su claustro, sus celdas, el atrio, las capillas, y los huertos, y me ha hecho muchas veces fabular con la vida de castidad y pobreza que rige en estos recintos.

El convento de San Francisco de Paula que se estableció en Cabra. Se denomina convento de Mínimos por pertenecer a esta Orden religiosa, católica fundada por el ermitaño San Francisco de Paula en el siglo XV. El nombre de “mínimos” hace referencia a la humildad de estos religiosos. Se otorgó la licencia el día 19 de enero de 1589 por la duquesa de Baena y condesa de Cabra Dª Francisca Fernández de Córdoba. No hay constancia de que la condesa hiciera donación alguna. Se limitó a autorizar la edificación.

Conocemos los nombres de los padres franciscanos que componían la comunidad de San Francisco de Paula por el padrón general redactado en 1590 y revisado en 1595 lo que nos hace suponer que serían los mismos que habían fundado el convento en 1589. El Vicario o corrector del convento fue fray Cristóbal Torrodado, al que acompañaban fray Bartolomé Martínez, fray Luis de Espinosa, fray Jerónimo de Contreras y fray Pedro de Carmona, así como un hermano llamado fray Francisco, en total seis personas.

Cuando el convento está en su primera fase de obras, los frailes se alojan en una casa de la calle Doña Leonor que hace esquina a la calle Álamos.

No es hasta el 29 de enero de 1612 cuando se reconoce como fundadores del convento a D. Luis de Soto Valdivieso y a su mujer Dª Isabel Francisca. Los fundadores ofrecen un donativo de 1000 ducados y se obligan a hacer capilla en la iglesia nueva. El libro de Nicolás Albornoz y Portocarrero atribuye la fundación del convento el 29 de enero de 1589 a los Excelentísimos Sres. D. Antonio Fernández de Córdoba y doña Francisca Fernández de Córdoba, condes de Cabra. (He creído necesario poner los dos apuntes que he obtenido por mis lecturas dada la discrepancia de estos datos referentes a la fundación del convento).

Cuentan que fue el convento depósito de curiosidades artísticas de mucho mérito, pero hoy se ignoran dónde están. Entre estas curiosidades citaré una urna de cristal contenía muchos huesos de santos.

No hay una fecha exacta que nos señale la desaparición del convento de mínimos de Cabra  pero en el desenlace fatal, tres causas podemos indicar, la Ilustración, la quiebra económica y la desamortización de bienes eclesiásticos. Así pues, acaba convirtiéndose en una finca de recreo, tras el derribo de todas sus instalaciones.

¿Dónde estuvo situado ese convento? En un acta del Cabildo, fecha 22 de enero de1589 se acordó conceder tierras en el llano de San Marcos para construir el convento. A nuestros días no han llegado restos  del mismo. Dicen los cronistas que estuvo situado a la falda de la Sierra, en el llano que aún  se llama de San Francisco, como a ochocientos metros de la población, en la parte derecha del camino que hoy conduce a la estación del ferrocarril.

Por una escritura de arrendamiento otorgada el día 3 mayo de 1721, ante el escribano Pedro Fernández de Cara, sabemos que la finca arrendada lindaba con una huerta del convento de San Francisco de Paula. ¿La huerta de los hermanos Cárdenas, podría ser la que fue del convento? En la zona de almendros que había en esa huerta se podían ver cuando yo era un crío restos de majanos.

Bibliografía obtenida del libro Historia de la Ciudad de Cabra de Nicolás Albornoz Portocarrero. Y Conferencia de Antonio Moreno Hurtado.

Nota: Dos días después de publicar este escrito en Facebook un concejal del Ayuntamiento de Cabra me confirma que cuando se realizó el Parque Europa aparecieron restos de este convento.

"Juramento a favor de Juana la Beltraneja" 

"Curioso documento que explica por qué D. Diego Fernández de Córdoba, I Conde de Cabra, se posiciona a favor de Juana la Beltraneja en la guerra de Sucesión”

Ahora continuo poniéndoos el documento copiado de un libro que se publicó con motivo de una exposición organizada por el Ayuntamiento de Cabra, Área de Cultura y Patrimonio con la colaboración de los Duque de Maqueda, marqueses de Astorga, de Ayamonte y de la villa de San Román, Condes de Monteagudo de Mendoza y de Vallehormoso, Barones de Liñola y Grandes de España. La exposición se celebró el 26 de febrero al 5 de marzo de 2015 con el título de: El Gran Capitán, El Alejando Español

La importancia de esta exposición es que la Casa Condal de Cabra cedió temporalmente a la Biblioteca Pública Municipal “Juan Soca” una serie de documentos originales que son parte, con total rigor, de la Historia de nuestro país.

El documento que adjunto foto que aparece en el citado libro y al que hago referencia es una declaración original firmada, que hicieron el Rey Enrique IV y la Reina Doña Juana de Portugal, declarando como hija legítima y natural a la Princesa Doña Juana, que sería conocida en la historia como Juana la Beltraneja. Este documento está firmado también entre otros por Don Diego Fernández de Córdoba, I Conde de Cabra. Dicho documento se firmó en la Villa de Lozoya y Santiago el día 16-X-1470

La Hermandad de la Virgen de la Cabeza (Cabra)

Me han propuesto escribir sobre la hermandad filial de la Virgen de la Cabeza de Cabra, desconociendo que existiera en mi ciudad, una imagen de la Señora, hasta esta mañana cuando un amigo me mostraba el cartel de los Cultos en honor de esta Sagrada Imagen y me animaba a tamaña temeridad por mi parte.

Ésta es mi pequeña aportación para no contrariar al amigo, y de paso incrementar mi conocimiento del patrimonio histórico artístico de mi Ciudad. Lo que me ha llevado a que rápidamente acuda a su sede canónica, la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, donde se venera la Señora, para encontrarme: “ante una  imagen renacentista, en madera policromada, de regia frontalidad, creada en un periodo que abarca el final del siglo XVI y el principio del XVII, y que vendría a imprimir una nueva estética a la Advocación, al mostrar a la figura de la Virgen Madre de Dios permaneciendo de pie, con el divino Infante entre sus brazos y con una exquisita muestra de cercanía, al ser Ella quien convoca a su encuentro a los fieles, haciendo sonar, por si misma, la campanilla que anuncia su Aparición”. (Información de Manuel Almansa González).

La imagen de la Virgen es una talla de una gran belleza, cautivándome su antigüedad, el halo de misterio que la envuelve que la hacen única, así como el rasgo de ternura que se observa en la imagen del Niño, en ademán de acariciar la mejilla de la Madre.

En el año 1623 Don Miguel Sánchez Villodres y su esposa Doña Beatriz Fajardo otorgan testamento ante el escribano Rivera Morcillo, disponiendo que se costee una capilla para la Virgen de la Cabeza en el Convento de los Padre Dominicos de Cabra. El altar, presidido por la imagen de la Virgen de la Cabeza, ha recibido culto continuado hasta el año 1975.

La historia de la Virgen de la Cabeza, no exenta de leyenda, nos narra que cuando San Eufrasio vino a España, trajo consigo una imagen de la Santísima Virgen a la que rendía culto y devoción. En el siglo VIII, cuando Andújar fue ocupada por los árabes, la Sagrada Imagen fue escondida entre unas peñas en uno de los cerros más altos de Sierra Morena, para evitar su profanación. En el siglo XIII un pastor de Colomera (Granada) llamado Juan Alonso Rivas, apacentaba su ganado, junto a la cumbre del Cabezo…. Llamó su atención las luminarias y el tañido de una campana, que se veían y oían por las noches sobre el monte cercano. Quiso salir de la duda y en la noche del 11 al 12 de agosto de 1227 resolvió llegar a la cumbre. Encontró una imagen pequeña de la Virgen, ante cuya presencia se arrodilló el pastor y oró en voz alta entablando un diálogo con la Señora.

Autores literarios como Lope de Vega y Miguel de Cervantes a través de sus obras hicieron referencia a la Virgen de la Cabeza, lo que nos indica el alto grado de popularidad y devoción que ya se tenía en eSiglo de Oro español (1492-1659), a la Virgen en esta advocación.

Así pues no es sorprendente que en torno a 1559 se fundara la hermandad filial de la Virgen de la Cabeza de Cabra, y se redactase las ordenanzas o estatutos, que finalmente fueron aprobados el 19 de julio de 1580, por el Obispo Fray Martín Fernández de Córdoba y Mendoza, dato que cita Don José del Carpio y Montilla en su manuscrito, “Apuntes sobre la historia de Cabra 1893.

Como curiosidad decir que aparece según la nómina de cofradías filiales de la Virgen de la Cabeza en el puesto dieciocho en el año 1583, y en el puesto 17 en año 1677.  En el siglo XVI y siglo XVII, la Romería de la Virgen de la Cabeza partía cerca del antiguo puente de San Marcos, (que nada tiene que ver con este que hoy conocemos que fue construido por la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces a finales del siglo XIX). El antiguo puente San Marcos,  estaba próximo a la fuente de la Teja, de la cual se decía que su agua era milagrosa y servía para refrescar a los romeros.

Desaparecida a través del tiempo, como sucedió con muchas filiales, en el año 2010  la cofradía se ha reorganizado, recuperando el esplendor de siglos y manteniendo el culto a la antigua imagen, que recientemente ha sido restaurada, y nuevamente vuelve a asistir a la Romería en Sierra Morena formando parte de la nómina de cofradías filiales.

El 15 de agosto de 2018 la Virgen de la Cabeza de Cabra procesiona por primera vez en su historia, y  el próximo día 10 de junio, tras la Solemne Eucaristía que tendrá lugar en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán a las 19,30 horas, realizará su Salida Procesional, por las principales calles de nuestra Ciudad.

Lekanaklub

Hubo en Cabra una sociedad, única en su clase, que se fundara allá por el año 1889, demostradora de las aficiones cultas de sus habitantes nunca desmentidas.

El nombre un tanto original “El Lekanaklub”. Algo así como Centro de las Bellas Artes. Imitando a la Academia Española, cada socio tenía su sillón y su letra, y el que deseaba ingresar, lo solicitaba por escrito y en verso, lo mismo los de la localidad que los forasteros.

La sociedad fue fundada junto a D. Miguel Gutiérrez Jiménez por el Director de su instituto y poeta sevillano D. Luis Herrera Robles. Fue el propio D. Juan Valera quien apoyó a su amigo D. Miguel Gutiérrez para la fundación de esta sociedad cultural, siendo Valera junto con Menéndez Pelayo fuertes entusiastas de la misma, en la que participaban todos los elementos de la cultura e ilustración existentes en Cabra. Hubo solicitudes de ingreso notabilísimas como la del Sr. D. Trinidad de Rojas de Antequera.

El día del santo del dueño de la casa donde se reunía la Sociedad, que era en la que vivía en la calle Priego el ilustre traductor de la Eneida Dr. D. Luis Herrera y Robles, se celebraba una “seiscena”, es decir, que durante seis noches daba de cenar a escote, es decir dividiendo la cuenta a parte iguales.

Se celebraba en el jardín de la casa y presidía la mesa un busto de Cervantes, colocado artísticamente. Se brindaba en todas las veladas, por todos los comensales, en décimas con el mismo pie forzado, (improvisar con pie forzado, es improvisar composiciones poéticas en una estrofa de diez versos en general, octosílabos, en las que el poeta tiene que terminar un verso ajeno) lo cual resultaba curiosísimo e ingenioso, pues algunas eran verdaderamente notables.

El reglamento tenía un solo artículo que decía: Artículo primero. No hay reglamento. Y solo se permitía hablar de literatura, historia y otras ciencias, prohibiéndose la charla política y la censura personal.

Boceto de los fundadores de la Sociedad Lekanaklub

D. Luis Herrera y Robles, nació en Sevilla el 21 de mayo de 1838. Llegaría a Cabra como catedrático por oposición de Retorica y Poética en 1868. Durante 25 años está vinculado como docente al Instituto de Cabra, siendo director educativo y rector del su Colegio en tres ocasiones: de 1875 a 1883, de 1884 a 1886 y de 1891 a 1892. La gestión de D. Luis Herrera elevó al Instituto-Colegio a uno de los períodos más importantes de su historia.

Como curiosidad un alumno destacado entre 1887 y 1891 que cursó sus estudios con un expediente brillantes se encuentra Niceto Alcalá Zamora.

De la figura de D. Luis Herrera y Robles puede deducirse que atendió más a su vocación lírica que a la llamada del ministerio religioso. En la producción literaria de Herrera Robles destaca su traducción en verso castellano de La Eneida de Publio Virgilio Marón, la epopeya latina escrita en el siglo I aC. por encargo del emperador Augusto con el fin de glorificar el Imperio, atribuyéndole un origen mítico. Virgilio elaboró una reescritura, más que una continuación, de los poemas homéricos tomando como punto de partida la guerra de Troya y la destrucción de esa ciudad, y presentando la fundación de Roma a la manera de los mitos griegos. La traducción cuenta con un prólogo de don Juan Valera en el que alaba el trabajo del presbítero. Está editada en Sevilla en 1898.

Muere en Sevilla en 1907.

Miguel Gutiérrez Jiménez nació en Los Gualchos en 1847. Estudió bachillerato en el Sacromonte y en 1868 se graduó y doctoró en Filosofía y Letras.

Ganó  las oposiciones de catedrático de Gramática Latina y Castellana, que luego permutó por Retórica y Preceptiva, y ejerció en Teruel, Segovia, Cabra, Jaén, Córdoba y Granada.

Precedido de su fama literaria, intervenía activamente en la vida cultural de las ciudades donde vivió, y dejó huella con innumerables colaboraciones en la prensa local.

En Cabra, donde encontró el inestimable apoyo de su amigo Juan Valera, fundó una academia cultural muy activa, el Lekanaklub.

En 1897 obtuvo plaza en el Instituto Provincial de Granada. Al cambiar el plan de estudios, y emprenderse el estudio de Lengua e Historia de la Literatura escribió sendos manuales de  estas asignaturas. En “El Defensor de Granada” y en “La Alhambra” dejó una erudita historia de la literatura de Granada. También fundó y dirigió la revista literaria “Idearium”. También colaboró activamente en El Liceo y en el centro de educación de adultos El Fomento de las Artes pronunciando numerosas conferencias.

Entre los alumnos de la última promoción a la que dio clase se encontraba García Lorca, alumno suyo en los cursos 1911-12 y 1912-1913 

Leyenda relacionada con Aliatar

En el Museo del aceite “Molino Viejo” a su entrada,  un azulejo nos refiere la historia del Vado del Moro. ¿Qué nos relata ese azulejo de la procedencia del nombre Vado del Moro? En primer lugar nos describe una historia o leyenda, en lo que pudiere haber de verdad o inventado.

La brevedad del azulejo me ha llevado a indagar más profundamente los hechos acaecidos. La fecha de 1480 es la que nos remite a la leyenda que nos ocupa, y más adelante contaré. La de 1483 nos remite a la batalla de Lucena donde los moros, en su huida por el acoso de las huestes cristianas, en el cieno del arroyo Martín González se atascan hombres y caballos que intentan vadearlo. Boabdil perdió el caballo, que se quedó atascado en el río,  un cristiano disponíase a darle un bote de lanza, un caballero moro gritó, no lo mates que es el Rey, y es hecho prisionero. Otra versión nos cuenta que metiéndose Boabdil en una espesura de matas por la ribera del arroyo, un peón de Lucena, llamado Martín Hurtado junto con otros dos peones apresan a Boabdil. Sea como fuere, aquí en ésta batalla muere su suegro Aliatar que es quien es el protagonista de la historia del Vado del Moro. Aliatar ha pasado a la historia como un legendario caudillo árabe que luchó incansablemente por la defensa de Granada. Sin embargo tras esta batalla comienza el declive del reino nazarí.

La leyenda de Vado del moro comienza un día en que Aliatar al frente de un pelotón de jinetes estaba dedicado, según costumbre, a hacer correrías por los campos cristianos, llegando a una finca que pertenecía a D. Pedro Gómez de Aguilar, atemorizó a lo criados que allí había y abandonando la hacienda marcharon al pueblo a dar cuenta de lo que allí ocurría. Con resolución temeraria D. Pedro montó a caballo sin más compañía que su extraordinario valor.

El caserío se encontraba en lo que hoy se llama el Navazuelo. Cercado por los moros D. Pedro Gómez fue hecho prisionero, saqueando su casa, emprendieron dirección a Carcabuey. La torrencial lluvia que caía, acompañada de fortísimo viento, obligaba a tener que caminar todos a pie de uno en uno por los distintos vericuetos para salvar las sierras de Priego. Don Pedro y Aliatar marchaban conversando en lengua cristiana, bastantes distanciados de los moros y en un momento que quedaron aislados Don Pedro Gómez dio un empujón a Aliatar y juntos cayeron a un barranco por donde corre un pequeño arroyo, siendo dominado Aliatar por la fuerza del cristiano, le ató de pies y manos tapándole la boca para que no pidiera auxilio.

Aunque los moros al percatarse de la falta de los dos personajes comenzaron a buscarles, la llegada del Conde de Cabra con sus huestes que habían salido en busca de Don Pedro, alertadas por sus hijos para poder rescatar a su padre, es en el camino que pasaba por los Lanchares donde las hueste del Conde consiguen herir, apresar y dar muerte a algunos de ellos, así como muere uno y son heridos cuatro de las huestes del Conde de Cabra.

Encontrados Gómez de Aguilar y Aliatar por la fuerzas del Conde, emprenden juntos con los prisioneros el regreso a Cabra por el camino que conduce al partido de Gaena. La terrible lluvia que había caído había crecido tanto el río Cabra, que era imposible pasarlo; en estas circunstancias, Aliatar dirigiéndose al Conde, que no sabía qué resolución tomar, dijo: “No tenga cuidado, que si me das caballo, por Alá, que pasaré por medio de los torrentes”. Ordenó el Conde que se le entregase caballo y puesto Aliatar, gran conocedor del terreno, a la cabeza de la columna dijo: “seguidme”, pasando felizmente todos y llegando sanos y salvos a Cabra.

El Conde dando prueba de su generosa nobleza, concedió la libertad a Aliatar que marchó a Granada, canjeándole por otros caudillos cristianos.

Desde esta época se conoce el sito con el nombre de Vado del Moro.

Los agustinos

Comenzaré diciendo que la señora María Luisa Garrido, es bisnieta de Luisa, quien como veremos más adelante en este texto en el que esclarecemos someramente quien era la Sociedad de los Caballeros Agustinos, que papel representaba ella en la misma. Así pues he de dar las gracias a María Luisa por ponerme en conocimiento de esta hermandad, y en la pista del libro de don Lucas Zamarriego que me ha permitido llegar a la conclusión y en su caso a la resolución de quienes fueron los Agustinos.

Todo comienza en número veinticuatro de la casa de la calle Teniente Fernández, (esta calle se llamaba en el tiempo que nos vamos a referir, calle Hornillo), esquina con la calle Bachiller de León, la calle más antigua de muestro callejero, ya que aparece con este nombre desde 1577. Había ido allí atraído por una curiosa percha de más de 3,60 metros de largo, que tiene dieciséis pomos para colgar abrigos y otros dieciséis para los sombreros. A mediados del siglo pasado en esa casa, había un estanco, allí Luisa y un bar, en la barra su esposo Isidoro, en el bar tras una cortina, una modesta sala quizá algo estrecha pero limpia, muy limpia, se reunían, los miembros de una hermandad que se hacían llamar los Agustinos (no confundir éste bar, con el Bar Sánchez, que estaba enfrente y que hacía esquina con la calle La Fuente).

Inmediatamente me incitó la curiosidad por saber de esta peña de hombres que allí se congregaban y que fines les unían, ya que eran de distintos ámbitos profesionales, médicos, abogados, jueces, tenderos, etc. En común, todos de nombre y prestigio, de los más notables de la sociedad de aquellos arduos años de mediados del siglo pasado. Todos caballeros, de ahí, que hay quienes los recuerdan por el nombre de Sociedad de los Caballeros Agustinos.

Se hacían llamar los Agustinos, y como los define uno de sus miembros, don Lucas Zamarriego un médico pediatra-poeta, avecindado en Cabra y muy ligado a todas sus actividades artísticas, refiriéndose al lugar donde se reunían: “su convento es un lugar donde impera la comunidad entre todos los miembros del foro”. “Su religión una buena amistad, que enarbolaban frente a unas copas de vino”.

Lo poco que he podido saber de esta hermandad es gracias a un texto que escribió en 1948, don Lucas Zamarriego. Un pequeño libro de doce páginas que titula: “Estampas de la Placeta. Los Agustinos ¡y olé!”. En él nos esboza a los miembros de la peña. La semblanza que hace de cada uno de ellos, no nos aclara cual era el fin de su reuniones más allá de reunirse a tomar unos vinos y sus correspondientes tapas, es de suponer que sin duda al caer la tarde, habiendo acabado su quehaceres cotidianos, no solo se dieran a libar algunas copas de fino, si no que obviamente las tertulias también acabarían girando en torno a la política, el trabajo, o aquellos problemas que por una causa u otra les produjera algún que otro dolor de cabeza, esto parece entreverse en el relato que hace Lucas Zamarriego de algunos de sus miembros. Y seguramente conociendo ahora las inquietudes artísticas de D. Lucas también estas tendrían cabida en la hermandad.

Quizás yo esperaba encontrar una connotación más literaria en sus reuniones, teniendo en cuenta que yo venía buscando la casa donde se reunían los miembros de Lekanaklub, que por cierto aún me queda por saber si pudo ser esta o no, (pero eso es otro cantar). Lo cierto es no hay mal que por bien no venga, he conocido a esta hermandad,  he podido leer el texto que a continuación les reproduzco y todo ello con la inestimable amabilidad que ha tenido para conmigo María José Leña Carrillo por habérmelo hecho llegar y sinceramente en un tiempo record ya que desde que hablase con ella, sin saber yo aún que su abuelo don Rafael Leña Caballero y su tío abuelo don Francisco Casas Moreno, eran también Agustinos, no ha pasado ni tan siquiera una semana. También tengo que dar las gracia a su madre la señora, M. Ángeles Carrillo Hidalgo, que cuando María José les habló de los Agustinos recordó haber oído de ellos y dedicar un tiempo buscar en su casa el libro.

Mejor que relacionar a todos los miembros de la hermandad como homenaje a éste poeta, don Lucas Zamarriego, desconocido para mí, y seguramente para muchos de ustedes, ya que en el libro Egabro: Un milenio de poesía de don Antonio Roldán García, no se hace mención a él, seguramente porque en  la biblioteca de Cabra, ni en la de Córdoba ni tan siquiera en la Biblioteca Nacional aparece la escasa obra que he podido conocer de este autor.

Reproduciré: Estampas de la Placeta. Los Agustinos ¡y olé!, no sin antes añadir que Zamarriego, fue autor también de una obra titulada: Te prometo ser cautiva (1950) Zambra, que nos cuenta un crimen pasional, y a cuya obra, el maestro Rodríguez López, le puso música. Llegados a este punto, he de significar que Luisa es tía del maestro Rodríguez, es también quien atiende junto a su marido Isidoro sirviendo la tapas y la copas que los Agustinos reclamaban.

Mi curiosidad me plantea una irresoluble pregunta, ¿por qué el maestro Rodríguez puso música a la Zambra de Zamarriego? Cierto es que carece de la menor importancia, bien porque fuera por su tía que pudiera haberle hecho llegar la Zambra, o bien porque Zamarriego fue secretario del Centro Filarmónico Egabrense, ya que como hemos mencionado fue un hombre muy ligado a todas las actividades artísticas de nuestra Ciudad. Así pues conociendo por esta vía al maestro Rodríguez, sin duda sería suficiente para que éste le apeteciese poner música a la referida zambra.

De lo poco que puedo añadir de Lucas Zamarriego es que también escribió en 1945, junto a Oscar Mirasoti y Jacinto Capella otra obra, titulada: ¡Qué suerte tienes, Venancio!”.

Poco más me resta a mí por decir de los Agustinos, creo que ya he explicado lo que fue esta hermandad,  que llegó a ser algo más que una peña de amigos.

Adéntrense en su templo, leyendo el siguiente texto, que nos acerca a todos y cada uno de ellos.

El viejo puente de San Marcos

Si hablamos del puente San Marcos todos tenemos claro que es el puente que al trazar la línea de ferrocarril a finales del siglo XIX se hizo a su paso sobre el camino viejo de Priego. Estamos hablando de unas instalaciones que fueron construidas por la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces y puestas en servicio en 1891.  Sin embargo este puente toma el nombre como recuerdo de una ermita y en homenaje al desaparecido templo de la Virgen de la Cabeza y San Marcos.

Teniendo en cuenta que la devoción de Cabra a la Virgen de la Cabeza cuenta con más de cuatro siglos y medio de historia, nos encontramos que por las crónicas de esta cofradía, hay quienes afirman que existía un puente San Marcos, que nada tiene que ver con este que hoy conocemos.

Cuentan que allá por el siglo XVI y XVII  la Romería de la Virgen de la Cabeza se hacía cerca de dicho puente, que estaba próximo a la fuente de la Teja, de la cual se decía que su agua era milagrosa y servía para refrescar a los romeros.

La ermita de San Marcos se encontraba situada en el llano de San Marcos y Fuente del Río, distante a una cuarta de legua, lindando por oriente con el arroyo del camino de Priego y fuente de la Teja. Se trata por tanto del terreno existente entre el camino viejo de Priego y la actual carretera de la Fuente del Río. Su fundación debió ser muy antigua.

En el año 1740 se inicia la edificación de una ermita nueva sin embargo en 1839 la ermita está casi en ruinas y en los primero días del año 1844 acaba destruyéndose definitivamente. Sus imágenes titulares, la de San Marcos se trasladan a la ermita de la Soledad y no tenemos noticias del destino final de la imagen primitiva de la Virgen de la Cabeza.

¿Existió pues un puente San Marcos?

Las imágenes que os pongo dicen que son los restos que quedan de dicho puente. Los escasos vestigios que se aprecian, apenas son visibles por las zarzas y arbustos.

Por mi parte mi pretensión solo ha sido contarles una historia, que a mí me ha llamado la atención y creo que era digna de ser conocida. Yo solo les narro aquello que he conocido, verdad o mentira, quédense cada cual con lo que consideren en su caso.

Ángel Cruz Rueda

En estos días que celebramos la festividad del día del libro, hablo de literatura, no de política ni del personaje político, y voy hacerlo del escritor Don Ángel Cruz Rueda. Cierto es que no es egabrense de nacimiento pero en septiembre de 1938, siendo alcalde de Cabra, es nombrado “por aclamación” hijo adoptivo de nuestra ciudad. No me extenderé más de su biografía porque ya lo he hecho en el artículo que publiqué hace unos días titulado: “El depurado Ángel Cruz Rueda” que podrán leer en mi Facebook: Antonio Fernández Álvarez, aquellos que no hayan tenido la oportunidad de hacerlo.

En 1929 Don Ángel Cruz Rueda, es galardonado con el premio Nacional de Literatura. El concurso indicaba que la obra debía ser inédita y no podía exceder de 300 cuartillas. El título del libro: Las gestas heroicas castellanas contadas a los niños (El Rey Rodrigo. – Bernardo del Carpio. – Los siete infantes de Lara. – El Conde Fernán-González. – El Cid).

El Premio fue concedido por unanimidad y firmaban el acta calificadora entre otros: Don Ramón Menéndez Pidal, Don José Martínez Ruiz y Don Antonio Ballesteros-Beretta. Y estaba dotado con una cuantía de cinco mil pesetas.

Entre otras muchas obras además de la ya indicada y galardona, cabe destacar:

Examen crítico de Bernardo López García.

Dolor sin fin (capítulos de novela). 

El Derecho Internacional Privado en Escandinavia. 

Elogios de Carlos III y del Dr. Martínez Molina.

Llama de amor viva, (Novela).

Huerto silencioso.

Desquite, (Novela).

Armando Palacio Valdés. Estudio biográfico, 

Peregrinaje de estío (por Aragón, Francia y Guipúzcoa) y otras andanzas.

Por España (Crónicas patrióticas).

Pregón del primer año jubilar en loor de Nuestra Stma. Virgen de la Capilla, patrona de Jaén, Jaén.

Horizontes espirituales (Evocaciones y cuadros literarios.

Azorín (Contribución al estudio de la Literatura española a fines del siglo XIX), por el doctor Werner Mulertt, profesor de la Universidad de Halle. Traducción directa del alemán por el doctor Juan Carandell. Prólogo correcciones y apéndices por A. Cruz Rueda). Armando Palacio Valdés, (Estudio biográfico).

Discurso en conmemoración del Real Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago, Granada, Universidad, 1950; 

La Fiesta. Paso de comedia en dos cuadros.

Santo Tomás, una y no más (teatro).

Mujeres de Azorín.

La generación del 98.

Horizontes espirituales (Ficción, inédita).

Pedro Garfias

Como prometí ayer, hoy hablaré de Pedro Garfias, repasaré brevemente su biografía, no es egabrense de cuna, ya que nació en Salamanca en el 1901, aunque a los nueve años ya estaba en Cabra, queda noticia de su estudios en el instituto Aguilar y Eslava. Es aquí en nuestra ciudad  donde creció, se educó y nació al mundo de la poesía.

Colaborador de la prensa local del momento “La Opinión” y “El Popular”, encontraremos la mayoría de los poemas de su juventud desperdigados en las páginas de la misma.

En 1918 se instaló en Madrid, e inició la carrera de Derecho. Sus inquietudes vanguardistas le llevaron a enrolarse en la tertulia del Café Colonial que organizaba Rafael Cansinos Assens, llegando a participar en la redacción del primer Manifiesto Ultraísta publicado en 1918 y firmado por Xavier Bóveda, César A. Comet, Guillermo de Torre, Fernando Iglesias, Pedro Iglesias Caballero, José Rivas Panedas, J. de Aroca.

Desde Madrid, año 1919 envía sus crónicas ultraístas a “El Popular”.

Participó en la fundación de revistas de la órbita ultraísta Horizonte (donde colaboraron Alberti y Lorca). Publicó su primer libro en 1926, titulado “El ala del sur”.

En 1931, con la llegada de la Segunda República española se politiza e ingresa en el Partido Comunista, en el que militó hasta su muerte. Con la llegada de guerra civil española, permanece afecto al bando republicano, actúa como comisario del batallón Villafranca y del batallón Bautista Garcet. También estuvo en el frente de Córdoba como comisario político en Pozoblanco y en Valencia con el cargo de Comisario General de Guerra. Colaboró en el periódico Frente Rojo y en la revista Hora de España y el Mono Azul.

En 1938 se le concede junto a Emilio Prados el Premio Nacional de Literatura.

Acabada la guerra en 1939,  se exilió a Francia, es hecho prisionero y estuvo en un campo de concentración, luego pasó a Inglaterra; allí escribiría su libro “Primavera en Eaton Hasting”. El 13 de junio de 1939 llega exiliado a Méjico. Murió en Monterrey en 1967.

Sus obras literarias abarcan no solo la poesía sino también el teatro, como curiosidad, su obra de teatro “Los hijos de la luna” escrita con Pedro Iglesias Caballero es estrenada en Cabra a fin de obtener fondos para la lápida de la casa natal de Juan Valera.

Aquí lo voy a dejar. Mañana hablaré de Pedro Iglesias Caballero. Pero antes les dejaré un breve apunte de lo que fue el ultraísmo que como he indicado tanto Pedro Garfias, como Pedro Iglesias Caballero entre otros firmaron el primer manifiesto ultraísta.

El Ultraísmo es un movimiento artístico literario que nació en España en 1918, como un modo de rebeldía ante el modernismo, el cual era el estilo dominante sobre la poesía en la lengua española desde finales del siglo XIX.

El ultraísmo estuvo caracterizado por proponer complicadas innovaciones como el verso libre, imágenes atrevidas y simbolismo como desafío a los esquemas tradicionales.

El nombre ultraísmo, se origina de la palabra “ultra” que significa máximo. En el manifiesto literario del ultraísmo publicado por primera vez en el año 1919, formula la esperanza de que el movimiento renovase la literatura y lograse el impulso para que la literatura llegase a su “ultra”.

Este es un movimiento bastante interesante pero poco conocido y como muchos movimientos vanguardista que surgieron en la época como oposición a las corrientes principales, fue disuelto en el año 1922 en España.

Pedro Iglesias Caballero

Nace en Cabra en 1893, en el seno de una familia humilde. Huérfano de padre desde los siete años, su infancia transcurre en un ambiente cercano, de alguna forma, al mundo de las letras. Trabajó como aprendiz en el seminario literario Apolo y como cajista en los talleres de otro seminario egabrense: La voz del pueblo.

De su amistad con Pedro Garfias y Tomás Luque Moyano con quienes coincide en IES Aguilar y Eslava surgen sus inquietudes literarias.

En 1913 publica junto a Juan Soca Cordón, y bajo el seudónimo de “Picón”, el libro “Siluetas de mujeres egabrenses”. Asimismo en colaboración con Pedro Garfias, publica la comedia “Los hijos de la luna”, un homenaje al escritor Juan Valera.

En 1916 publica en Málaga su poema El amor que muere

En 1917 estrena la pieza teatral, La caída de la tarde, de tema andaluz y picaresco.

En 1918 resulta ganador del primer premio de los Juegos Florales de Baena con su obra “Carmen”.

Compuso la letra para una oración, con música del Maestro Moral, para la Hermandad de Jesús Preso de Cabra.

Una suscripción popular permitió que Iglesias Caballero marchara a Madrid “en busca de la gloria literaria”. En la capital frecuenta los ambientes literarios como las tertulias organizadas por González-Blanco, Gómez de la Serna y en especial en la que Cansinos Assens organiza en el café Colonial, donde participa en la elaboración y firma del manifiesto ultraísta en 1918, a pesar de haber militado inicialmente en las filas modernistas.

Es considerado Iglesias Caballero uno de los precursores del movimiento conocido como “ultraísmo”, si bien, enseguida, este poeta rechaza las tesis ultraicas y arremete contra ellas.

En 1929 publica su obra Las Angulas con la que ganó el premio del semanario Blanco y Negro del periódico ABC.

En 1935 gana la Flor Natural de los Juegos Florales de Soria con la poesía La Puerta de los Tres Huertos.

Colaboró en periódicos y revistas como La EsferaEl Imparcial y como colaborador fijo en ABC y Blanco y Negro.

Murió en Madrid en el 1937 a los 43 años de edad. Como escribía el bibliotecario José Pérez Muñoz, en su notas para una biografía en el libro Antología de Pedro Iglesias Caballero, la prematura muerte de este poeta, cuando se encontraba en el inicio de su madurez literaria, hizo que su producción no fuera muy extensa y nos privó, con toda seguridad de la mejor parte de su obra.

Por iniciativa de Manuel Megías, en 1947 se publica una amplia colección de sus poesías, conservándose esta recopilación, ya que con el estallido de la Guerra Civil, se perdieron el manuscrito original y los cuadernos que estaba preparando para la edición de sus poesías.


Manuel Roldán Cortés

Manuel Roldán Cortés, nació en Cabra, distintas fuentes que he consultado dan dos fechas distintas de nacimiento una lo sitúa en 1884 y otra 1908, la más probable es la de 1884 dado que en 1918 ganó por oposición la plaza de médico forense en Sevilla.

Como médico alcanzó gran popularidad –ya que nunca olvidó sus orígenes humildes-; era un hombre de magnánimo corazón y buen humor. Animó y ayudó en los últimos días de su vida a Vicente Toscano y Quesada. De él decían: “que el enfermo al ver su corazón, su alegría y su optimismo, salía curado de su consulta·.

Su faceta como poeta comienza desde muy joven forma parte del colectivo de hombres que pusieron la ironía poética con una publicación que se llamó “La Ortiga”, con Lasso de la Vega y el dibujante José Ruiz Moreno (Thales).

Fue cofundador de la Revista poético-sátira “Apolo” junto con Juan Soca, Joaquín Cañero y Manuel F. Lasso, también lo fue de “La Opinión”, donde a veces utilizaba el seudónimo de “Silvio”.

Colaboró en la segunda fase del “Semanario de Cabra”. Promovió el grupo dinamizador de González Meneses, Pedro Garfias, Iglesias Caballero y Luque.

Junto con sus amigos de tertulia poética, fue el organizador del homenaje dado a Juan Valera en el teatro Principal, para sufragar los gastos de la lápida conmemorativa de la casa natal de Juan Valera.

Su trabajo literario abarcó: ensayos, sainetes y Poesías. En poesía bebió en las fuentes del “Movimiento Modernista”.

Vicente Toscano y Quesada

Comenzaré diciendo de este escritor que nació en Cabra en 1875, que fue tan infortunado como la mayoría de los hombres que se dedican al cultivo de la literatura, y que contaba con poco más de treinta años cuando elevó su alma a Dios, el 18 de diciembre de 1906.

Los versos de D. Vicente llamaron la atención por su galanura, por su atildamiento, por su corrección irreprochable.

Fue el fundador del “Semanario de Cabra” donde publicó los primeros frutos de su inspiración. En las reuniones de la original sociedad egabrense LekanaKlub leyó inspiradas composiciones poéticas, que fueron muy elogiadas por los notables literatos que figuraban en dicha Asociación. Entre otros podemos citar al insigne D. Juan Valera y el sabio Menéndez y Pelayo.

Trabajó como periodista en Barcelona y en Córdoba. Redactor asimismo de “El Español”, “Diario Mercantil” y “Diario Córdoba”. Colaborador de la revista de Madrid “Nuevo Mundo”. Traductor de obras literarias del francés y del inglés. Firmaba, a veces, con el psuodónimo de Victosqués.

Los pocos datos que he podido recabar de este poeta egabrense, para mí desconocido hasta ahora, me han llevado no solo a conocer que las mieles del triunfo las saboreó por primera vez en los primeros juegos florales celebrados en Córdoba, obteniendo el premio de honor, sino que además fue varias veces laureado en juegos florales, y en certámenes.

También ensayó la literatura dramática, escribiendo una comedia en tres actos y en verso, titulada Los pergaminos de marras, obra escrita con extraordinaria corrección, en versos fáciles y sonoros, que fue representada en con buen éxito en el Gran Teatro de Córdoba por la compañía del Sr. Espejo.

Cuando las exigencias de la vida le obligaron a escribir para el periódico, varió algo de rumbo, comenzando a cultivar el género festivo y la sátira, siempre con ingenio, pero con menos fortuna que la poesía elevada y seria.

En las redacciones de los periódicos a que pertenecía buscaba, para trabajar, un sitio donde estuviese aislado de sus compañeros y allí pasaba hora tras hora escribiendo versos.

En cierta ocasión tardó en escribir una de sus composiciones para la Prensa cinco o seis días y procuró, durante ese tiempo, que nadie viera las cuartillas, cuando de costumbre apenas concluía cada estrofa se la enseñaba a sus compañeros. Cuando terminó la obra muy satisfecho la mostró, había escrito una primorosa poseía, con versos muy armónicos, empleando tan ingeniosa combinación métrica que la composición presentaba la forma de una copa perfectamente dibujada.

Convencido D. Vicente Toscano que la literatura no iba a proporcionarle medios de vida, en un momento en que le faltó toda clase de recursos en Córdoba, se vio obligado a regresar a su pueblo natal en busca de los auxilios y los consuelos de la familia.

En Cabra los dolores morales y físicos le rindieron, tras una interminable y desesperada lucha con el infortunio y un buen día para él, joven muy joven dejó este mundo. Quizás pensando en aquella frase que se le atribuye:

“En este mundo el hombre que rebuzna tiene más suerte que el que habla”.

Zoraida, la Cautiva de la Alhambra

En una de las muchas razzias efectuadas por los nazaríes en territorio castellano una joven noble es raptada. Su nombre Isabel de Solís.

Nada sabemos del pasado de Isabel de Solís, incluso es duda si éste era su verdadero nombre. Este es el nombre con el que la conocemos desde que se convierte (de nuevo) al cristianismo tras la Conquista de Granada.

Sus orígenes están divididos entre los que piensan que pudo ser de Martos, Cieza, Bedmar o Aguilar de la Frontera.

La importancia de Isabel de Solís en la historia viene dada porque hecha cautiva en la Alhambra, el sultán Muley Hacén, padre de Boabdil, se enamoró perdidamente de ella, Isabel también se enamoró del sultán, tanto que con el paso del tiempo, fueron conocidos como los amantes de Granada. La leyenda nos cuenta que era una mujer muy bella.

Isabel renunciando a su fe se convirtió al islam con el nombre de Zoraida (lucero del alba), contrajo matrimonio con el monarca que la convirtió en su esposa y favorita. Dio a luz a dos hijos llamados Sair y Nair, quienes fueron tratados como príncipes, por lo que se mantuvieron en la Corte.

Aixa, esposa del sultán y madre de Boabdil por celos medró para que su hijo le quitara el trono a su padre. Como siempre la historia se repetía padre contra hijo por el poder. Estas intrigas terminaron por desmembrar el reino. Y como no el impuso guerrero de Isabel y Fernando.

Mientras tanto, con objeto de dar un golpe mortal a las continuas razzias y ofensivas nazaríes 4000 infantes y 3000 caballeros, así como ilustres capitanes como Diego de Mena, Pedro de Zúñiga, Juan de Robles o Sancho de Ávila tomaron Alhama, considerada la llave de Granada. Muley Hacén trató de recuperarla sitiándola, pero el mismísimo rey Fernando con cerca de 50000 hombres, se acercaba a socorrer aquella avanzadilla.

En 1482, con la pérdida de Alhama, Boabdil se subleva en Guadix y se hizo con el trono en Granada.

Muley Hacén y su hermano El Zagal se establecieron en Málaga defendiendo aquel territorio con buenos resultados. Mil quinientos hombres cayeron a manos de las tropas lideradas por el Zagal.

Aliatar suegro del Rey Boabdil anima a éste a demostrar que él también podía obtener una victoria contra los cristianos. Al frente de un ejército salió de Granada por Puerta Elvira a Lucena, pero sus tropas cayeron derrotadas y Boabdil capturado. Supuso el principio y el fin del Reino de Granada.

Tras la captura de Boabdil, Muley Hacén volvió a ocupar el trono de Granada.

Dejemos por un momento como se fue gestando la caída del Reino de Granada y volvamos al principio de esta narración con Isabel de Solís ya convertida en Zoraida.

Tras la muerte en 1485 de Muley Hacén su hermano el Zagal es nombrado como sucesor. Zoraida se acogió a la protección de su cuñado, éste le propuso matrimonio, pero ella lo rechazó. Ella y sus hijos se mantuvieron en la Alhambra hasta la capitulación del Zagal en diciembre de 1489 en la que el Zagal se rinde y acepta el vasallaje de los Reyes Católicos, entregándoles sus territorios de Almería y Guadix. El Zagal se exilió en Fez en 1491. Zoraida permaneció en Granada. 

Con la toma de Granada en 1492 por los Reyes Católicos, los hijos de Zoraida, Said y Nair, fueron bautizados en Santa Fe, el 30 de abril de ese año, pasando a llamarse Fernando y Juan respectivamente. Zoraida decidió entonces volver a la fe católica y adoptó el nombre de Isabel. En  algunos textos se la cita como Isabel de Granada. Residió en Córdoba y Sevilla. La Corona castellana se encargó de su mantenimiento.

Poco más se conoce de Isabel de Solís, hasta se desconoce el lugar de su fallecimiento.

Bernardo de Gálvez y Madrid (I Conde de Gálvez)

Un pequeño pueblo de la provincia de Málaga, (Macharaviaya), enclavado en la comarca de la Axarquía, fue la cuna de un hombre prácticamente desconocido tanto para la opinión publica española, mexicana y estadounidense.

Su legado y reconocimiento se agrandó el 16 diciembre de 2014 cuando el presidente de los Estados Unidos de América Barack Obama firmó la resolución conjunta del Congreso estadounidense por la que se concedía la ciudadanía honoraria de los Estados Unidos a Bernardo de Gálvez, por su relevancia en la guerra de independencia estadounidense ocurrida entre (1775 y 1871).

¿Quién fue Bernardo de Gálvez?

Bernardo de Gálvez y Madrid, I Conde de Gálvez, nació en Macharaviaya (Málaga), el 23 de julio de 1746, falleció en Tacubaya 30 de noviembre de 1786. Fue un militar y político español, héroe de Pensacola, virrey de Nueva España y, como he referido a título póstumo, ciudadano honorífico estadounidense.

No hablaré de sus campañas como militar porque no pretendo que esto sea una biografía, yo pretendo solamente dar a conocer a Bernardo de Gálvez dando a conocer la importancia que tuvo en la guerra de independencia de Estados Unidos. El propio George Washington por contribución a la derrota británica y su participación activa en favor del Ejército Continental ya le nombró ciudadano honorífico de los Estados Unidos. Su retrato figura con los del resto en la sala de fundadores del Congreso de los Estados Unidos.

Desde su cargo de Gobernador de la Luisiana apoyó desde el principio la guerra de Independencia de los Estados Unidos, negoció directamente con Thomas Jefferson, Patrick Henry, Oliver Pollock y Charles Henry Lee. Gálvez bloqueó el puerto de Nueva Orleans para que los navíos británicos no pudiesen utilizar el río Misisipi y también facilitó el tránsito de los rebeldes estadounidenses a través de todo el territorio al sur de la zona de guerra, ayudando al envío de armas y municiones destinadas a las tropas de George Washington y George Rogers Clark

En 1781, aprovechando la mayor velocidad de los correos marítimos españoles, es informado de un nuevo comienzo de hostilidades entre España e Inglaterra. Toma las plazas de Mobila y Pensacola. Poco tiempo después, Gálvez se apoderó de la isla Nueva Providencia en las Bahamas, abortando el último plan británico de resistencia, con lo que mantuvo el dominio español sobre el Caribe y aceleró el triunfo de las armas estadounidenses.

No cerraré esta referencia de este malagueño (macharatungo) para más señas sin reseñar que la ciudad del condado de Galveston en el estado estadounidense de Texas, ubicada al noroeste del golfo de México. Debe su nombre a su fundador, Bernardo de Gálvez. Y que aquí protagonizó un hecho, y es que después de protagonizar el ataque a los fortines británicos, facilitando la independencia de Estados Unidos de Inglaterra, al girto de “yo solo”, apodo heroico por el que, aún en nuestros días es recordado y es considerado padre fundador de Estados Unidos, por cuyo motivo le hace tener su retrato en el Capitolio de dicho país.

Además contaré lo siguiente que puede ser una leyenda o no, a pesar de que el “pequeño regalo” de Gálvez se suele contar como una anécdota, llama la atención que existe una pequeña placa que los americanos dieron a la ciudad de Málaga “en gratitud por la ayuda económica proporcionada por Gálvez en la Guerra de la Independencia de EEU”. Dicha placa está expuesta en el patio interior que da acceso a la Iglesia del Sagrario. La anécdota no es otra que el dinero destinado para la construcción de la torre que le falta a la catedral de Málaga fue destinado por mediación de Bernardo de Gálvez a la guerra de la Independencia de los Estados Unidos.

“La manquita”, o una catedral inacabada

Hoy una vez más he paseado por el centro de Málaga. Y como siempre acabo ante su hermosa catedral. Y es que desde que leí el relato titulado ¡Yo quiero volver a Málaga! de Francisco Candel, incluido en su libro "Treinta mil pesetas por un hombre", sentí un cariño por la Catedral de Málaga yo diría casi como si fuese el del malagueño que retrata en su relato, porque los malagueños tienen una pasión con su catedral. Cariñosamente la llaman "la manquita" porque una de sus torres, la de la derecha está inacabada. Por la semejanza a una persona manca o sin brazo es por lo que con cierto romanticismo la han apodado la manquita. Aunque la verdad debería llamarse la inacabada.

De por qué está inacabada la torre sur. Hay varias versiones, la primera que me contaron creo que es la más verosímil pero cualquier otra podría ser también válida, lo cierto es que desde que se iniciará su construcción, allá por el año 1528, sobre la cimientos de la mezquita aljama, la Mezquita Mayor, al 1782 que se dieron por acabadas las obras de la catedral, la realidad es que no es así.

Podemos observar que una de sus dos torres está incompleta, por mi parte creo que debería seguir así, porque esa es otra hay quienes quedarían verla acabada, pero en realidad es un símbolo de la ciudad de Málaga e incluso apostaría que muy pocos se han fijado en que la torre está sin acabar. Pretender acabarla sería como pretender enderezar la torre de Pizza.

La primera teoría que me contaron fue que Bernardo de Gálvez un militar nacido en Macharaviaya (Málaga) que era gobernador de la Liusiana, ayudó a Estados Unidos a ganar la Guerra de la Independencia contra los ingleses, y se dice que para ello se donaron cuatrocientos mil reales. El dinero ¡provenía de la catedral de Málaga!, renunciando a la construcción del segundo campanario. En agradecimiento se le puso su nombre a la ciudad Galveston (en el estado de Texas) y se ganó un lugar en la sala de los héroes del Capitolio.

Como prueba refutable existe una pequeña placa que los americanos dieron a la ciudad de Málaga "en gratitud por la ayuda económica proporcionada por Gálvez en la Guerra de la Independencia de EEUU". Dicha placa se encuentra en el patio interior de la catedral que da acceso a la Iglesia del Sagrario. 

Otra versión que me contaron fue que en el siglo XVII Málaga fue azotada por terribles epidemias que castigaron y asolaron a su población, la peor de todas la Peste Negra que costó muchas vidas a los malagueños, destinando todo el dinero para la construcción del segundo campanario, para paliar los estragos de tan terrible plaga, que azotaba Málaga.

Quizás nunca sabremos si una u otra versión es la verdadera, además me comentan que hay algunas otras versiones, así que es un dilema que no viene al caso, lo cierto es que la catedral de Málaga está inacaba y que el gracejo de los malagueños ha llevado a apodar “la manquita” a su catedral.

Así pues como recomendación si vais a Málaga no solo visitéis sus estupendas playas, a ser posible ver su catedral, que es una de las más ricas catedrales de estilo renacentista-barroco que existen en España. Además de ser un Bien de Interés Cultural y Declarado Monumento Histórico Artístico desde el 3 de junio de 1931 es el monumento más importe y representativo de toda la ciudad de Málaga, y como curiosidad de está considerado este templo catedralicio uno de los quince templos europeos con mayor altura en su naves.

 

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