El ajedrez un juego milenario
El origen del juego del
ajedrez sigue siendo un misterio, la versión
más aceptada sugiere que fue inventado en la India, con el nombre de
chaturanga. Si bien investigaciones recientes indican posiblemente un origen
chino y que podrían remontar hasta el siglo III a. C.
En el “Libro de los reyes”
aparece por primera vez en un fragmento del poema épico persa Shahnameh la
primera mención conocida del origen del ajedrez. Según su autor, el poeta
Fedrousí, el juego se había originado en el siglo VI a raíz de una disputa por
el trono de Hind (India) entre los hermanos Gav y Talhand: el segundo había
muerto en la batalla y su madre, disgustada, recriminó a Gav que hubiera matado
a su hermano Este negó haberlo hecho y, para probar su inocencia, recreó la
batalla usando piezas de marfil que representaban las cuatro unidades de
combate del ejército: la infantería, la caballería, los elefantes y los carros.
El juego se hizo popular entre
los califas en el siglo IX siendo ampliamente
aceptado y difundido en el mundo árabe, es llevado al norte de África, Sicilia
y la península Ibérica. A finales del siglo XI su popularidad alcanzó a todo el
continente europeo.
La práctica del ajedrez fue
discutida entre teólogos católicos. Hasta aproximadamente el siglo XIV, siendo prohibida, en varias ocasiones y en
diferentes países (Francia, Rusia, Inglaterra y Alemania) y religiones (Iglesia
ortodoxa, judaísmo y catolicismo).
Alfonso X de Castilla, llamado
el Sabio fue el traductor y adaptador de las normas árabes descritas en
diversos tratados que nos dictaban como se jugaba al ajedrez, decía que la
figura más importante del juego era la Alferza. Como curiosidad las figuras más
antiguas del ajedrez están en España.
Las normas que rigen el reglamento
del ajedrez han sufrido sucesivas modificaciones a los largo del tiempo, pero es
a finales del siglo XV cuando el juego sufrió la principal alteración en su
historia, las piezas se van reconfigurando: del elefante al alfil; del carro o
buque a la torre; de la Alferza a la Dama o la reina. Así pues es a partir de
aquí cuando las piezas adoptan la forma que tienen en la actualidad y se juega
con las reglas que se modificaron en este tiempo y se elaboraron en España. Un
manuscrito de 1474 que se conservaba en un monasterio y que fue expoliado por
los franceses cuando nos invadieron. Contiene las reglas del juego tal como hoy
le conocemos, siendo el origen moderno del ajedrez.
Poco a poco, el juego comenzó
a ser aceptado por la nobleza siendo considerado entretenimiento adecuado para
caballeros, soldados cruzados y ministriles. También se le permitía a un hombre
que visitase la habitación de una dama con la intención de jugar al ajedrez.
Siendo utilizado muchas veces como excusa para el cortejo. En las cortes de
Europa, los reyes y nobles lo transforman en el principal pasatiempo.
Hasta el siglo XV el ajedrez
había sido básicamente un pasatiempo para las clases altas; además, los juegos
tendían a ser muy largos puesto que la alferza y el alfil poseían movimientos
limitados a pocos cuadros. El cambio de estas piezas convirtió el ajedrez
en algo mucho más complejo y estratégico, una auténtica competición
intelectual.
La gran movilidad de estas
nuevas piezas volvió obsoleto todo el conocimiento adquirido previamente sobre
la teoría de aperturas y finales y el juego fue ampliamente difundido en Europa.
Viejas crónicas dicen que el
Rey Felipe II organizó el primer campeonato de ajedrez del mundo. Aunque no es
hasta 1834 cuando se emprendieron torneos y se disputó el primer campeonato
internacional conocido entre el británico Alexander McDonnel y el francés
Louis-Charles de la Bourdonnais, que se erigió en el primer campeón del mundo
de ajedrez, aunque fuera todavía un título no oficial.
Le sucedió el británico Howard Staunton, que tuvo un papel muy importante a la hora de estandarizar las piezas y reglas del juego y promocionar el ajedrez a nivel internacional. Staunton tomó la decisión de adoptar el diseño registrado una década antes por un diseñador llamado Nathaniel Cooke, con las figuras que hoy representan las distintas piezas. Todo ello ayudó a homogeneizar el juego y a dar un carácter oficial los campeonatos y federaciones de ajedrez en la segunda mitad del siglo XIX.
La soldado estanquera
En Aguilar de la Frontera el 16 de agosto de 1775 nació Ana María de Soto Alhama, una valerosa mujer conocida en su época como la “Soldado estanquera”. Lo que nos lleva a pensar que no solo grandes personajes de la historia debemos conocerlos y llenarnos de orgullo sus hazañas. En la historia también hay personajes de menor rango que no por ello fueron menos grandes sus hechos. Es el caso de esta mujer que disfrazada de hombre se alistó en la Infantería de Marina en el año 1793.
La poca información que se ha obtenido en la
investigación de este personaje nos da como hechos ciertos la fecha de su
alistamiento como soldado en la sexta compañía del undécimo batallón de
Infantería de Marina, bajo el nombre de Antonio María de Soto. Embarcó en la
fragata Nuestra Señora de la Mercedes el 4 de enero 1794, desembarcó el 18 de
septiembre del año siguiente. Embarca de nuevo el 22 de septiembre de 1975 y en
la que permanecerá más de un año. El 18 de diciembre de 1796 se embarca en la
Santa Dorotea, hasta que el 26 de enero vuelve hacerlo en la fragata Nuestra
Señora de la Mercedes. Participa en los ataque de Banyuls en la defensa de
Rosas y en la batalla del Cabo San Vicente que supone la derrota española
contra los ingleses el 14 de febrero de 1797. A borde de la fragata Matilde
participa en la defensa de Cádiz contra la escuadra inglesa y en las lanchas
cañoneras organizadas por el general de Marina D. José Mazorredo. El 7 de julio
de 1798 desembarca de la fragata Matilde, ya descubierta su verdadera
naturaleza, tal y como se recoge en la solicitud de pago de pensión que consta
en el Archivo General de la Marina.
La novela de Alicia Vallina “Hija del mar” me ha acercado
a conocer el personaje. Un personaje que a mí personalmente me ha cautivado,
sin duda la novela nos ha presentado una mujer dispuesta a luchar en un mar
hombres, sabiendo que si era descubierta no solo sería echada de la marina sino
que sin duda sería condenada a muerte. Lo cierto es que debieron producirse
unos hechos muy valerosos en su etapa de infante de marina, que llevaron a que
el Rey Carlos IV, le concediese el privilegio de licencia de estanco en la
localidad cordobesa de Montilla. Aquí falleció a la edad de 58 años el día 4 de
diciembre de 1873.
Sin duda Ana María de Soto era una mujer única en su
tiempo que vivió con la valentía de quien no se entrega a su destino
establecido. Quizás la libertad por la que pudo haberle llevado a ser soldado
en una época en que la mujer no era libre ni para elegir el amor, fue una
libertad que le supuso pagar una serie de peajes: el de la soledad, la
incertidumbre, la incomprensión y el miedo.
Bulnes
Bulnes,
es una de las aldeas más remotas de España y solo se podía acceder caminando,
como se ha hecho desde tiempo de los romanos, por el Canal de Texu. Un canal de
alta montaña desde Poncebos a unos 5 km., por el cual se tardaría entre una
hora y media o dos según tu condición física. Pues bien desde 2001 puedes subir
por un “tren-cremallera”. Esta maravilla de la ingeniería cambió desde entonces
el ir a pie o con mulas de carga para poder transportar víveres y productos de
necesidad.
En
el tren cremallera o (funicular) en apenas 7 minutos te lleva a Bulnes, desde
Puente Poncebos salvando un desnivel de 400 m. y unos 2250 m. de recorrido.
Cierto es que para llegar a la aldea aún hay que caminar por una cómoda y
espaciosa senda unos 5 minutos.
Cuando
desembarcas a más de mil metros de altitud, en medio de cumbres que te abrazan
literalmente, la sorpresa es mayúscula y tienes la sensación es la de haber
traspasado una frontera. No puedes dejar de imaginar a los pobladores de los
Picos, en el supremo ejercicio durante toda su vida para su supervivencia en el
medio natural.
En
pleno Macizo Central de los Picos de Europa, en el Concejo de Cabrales. Allí
descubriréis un idílico paisaje. Con vistas panorámicas.
Bulnes
es el punto de partida de muchos montañeros que se deciden a llegar al lugar
más complicado e inhóspito. El Pico Urriellu, el famoso Naranjo de Bulnes.
Hermosas
casas de piedra que se disponen formando callejuelas empedradas, te invitan a
pasear y a perderse por ellas.
El
silencio, solo roto por fluir del agua o el canto de algún pájaro, te hará
volver a la realidad, porque tú te habrás transportado a un pasado:
“Yo en mi ensoñar me había imaginado ser un
soldado. Refugiados en este inhóspito lugar, tras haber sido vencidos por los
musulmanes en el mes de julio del 711 en la batalla de Guadalete, el ejército
del Rey Rodrigo, los que sobrevivimos, vinimos a cobijarnos a este agreste
lugar, presumiblemente a esta aldea.
D. Pelayo y sus
seguidores, Astures, Cántabros y nobles godos formamos un pequeño ejército
frente al contingente ejército invasor que ya en el año 715 puede decirse que toda
la Península Ibérica está bajo control musulmán.
D. Pelayo portando la
espada de su padre el duque Favila nos arengaba a luchar contra esos bárbaros
que había invadido la península Ibérica.
-Siendo hombres del
desierto estos lugares les serán inaccesibles y por tanto jamás tomarán
posesión de estas tierras. El Rey Rodrigo ha muerto, yo mismo enterré su
cadáver en el Viseo, los monjes benedictinos son testigo de ello. Es a nosotros
a quien se nos da la obligación de reconquistarla y de reconstruir la unidad
católica de la época visigoda, yo mismo hincaré mis rodillas a quién de nosotros
nombréis Rey.-
Nombrado Rey a D. Pelayo.
En el 722 la victoria de la batalla de Covadonga sobre los musulmanes, dará
lugar más tarde al Reino de Asturias. Surge de este modo el primer reino de la
España cristiana y de la reconquista. Puede decirse por tanto que Asturias es el
embrión de lo que hoy es España”.
He
vuelto a la realidad, descubriendo que entre las brumas del tiempo existe un
territorio mítico, en Bulnes tendréis la impresión de haber traspasado una
frontera, jamás había sentido esa sensación en ningún otro lugar.
Solo me resta despedirme y animaros amigos seguidores y lectores a visitar, Asturias. En el corazón de la costa Norte española, hallaréis un paraíso natural, y un lugar de una belleza extraordinaria.
El Palacio de Cambre
Sin duda, todo un acierto para disfrutar de un lugar
tranquilo en plena naturaleza. Un sueño, entre el pasado y el presente, un
lugar idílico para descansar, donde el sonido del río te ayudará a relajarte, y
te anima a meditar.
El Palacio de Cambre en Soto de Cangas, el origen fue una
torre del siglo XV-XVI que recibió ampliaciones en el siglo XVII y posteriores.
Hoy reformado en alojamientos, apartamentos de 1 y 2 dormitorios con un
exquisito gusto y con todas las comodidades actuales incluida Wifi gratuita. Con
capacidad para 3, 4 o 5 personas. Todos los alojamientos disponen de cocina,
equipada con nevera, horno, microonda y hervidor de agua, lavadora, sala de
estar con sofá cama y TV de pantalla plana baño privado y ducha. Parking gratis.
Soto de Cangas pertenece al concejo de Cangas de Onís.
Está situado al pie de la carretera AS-262, a 4 km. de Cangas de Onís, a 6 de
Covadonga, a 18 km. de los Lagos de Covadonga, donde podrás subir en bus cuya
parada está situada a menos de un km.
El pequeño pueblo de Soto de Cangas es un pueblo rico en patrimonio arquitectónico entre el que destacan el Torreón de la Jura, el Palacio de Cambre, del siglo XVI, el Palacio de los González Cutre, del siglo XVIII, la Iglesia se San Andrés, del siglo XVI, y un antiguo puente. En el Campo de la Jura se dice que se produjo la proclamación de Don Pelayo como rey de los astures.
Visita, descansa y relájate en Palacio Cambre en Soto de
Cangas. Su puntación por quienes hemos estado en él, está en 9,7 de media, y al
día de hoy se queda corta.
Tras
aniquilar al destacamento musulmán que Munuza envía al refugio de Pelayo para
acabar con la resistencia, en lo que se conoce como la batalla de Covadonga en
el 722. D. Pelayo es coronado Rey de Asturias en el llamado Campo de la Jura,
cercano a Cangas de Onís. Su reinado durará hasta su fallecimiento en el 737.
Casado con Gaudiosa, fruto de su matrimonio nacieron dos hijos: Favila y
Ermesinda o Hermenesinda.
Favila,
sucedió a su padre D. Pelayo en el trono. Gobernó únicamente dos daños, siete
meses y diez días, desde 737 hasta 739, al encontrar la muerte por cometer la
imprudencia de intentar cazar en solitario un oso que acabó con su vida en el
año 737. Sitúan su muerte en los bosques cercanos a Canicas, y aunque no se
conoce con exactitud el lugar en el que sucedió la tradición local asegura que
se produjo en la aldea de Llueves, próxima a Cangas de Onís.
En la
foto de la izquierda que adjunto, la Cruz y una tosca inscripción recuerdan el
lugar del regicidio.
También
algunas hipótesis relacionan la muerte de Favila como una causa política, los
regicidios fueron una constante en este reino. Lo cierto es que la muerte de
Favila benefició al futuro Alfonso I de Asturias, hijo del Duque Pedro de Cantabria, el noble
más poderoso de la región. Alfonso I de Asturias estaba casado con la hermana de
Favila, Ermesinda.
El Rey Favila pasó a la historia con más pena que gloria ya que no fue importunado por los árabes que guerreaban por entonces en Francia. Recibió sepultura en la Iglesia de la Santa Cruz de Cangas de Onís. Construida sobre un dolmen, y que él mismo ordenó erigir junto con su esposa, la reina Froiluba.
Mauregato.
El rey depravado
Tras
D. Pelayo, Mauregato fue el sexto rey del incipiente reino de Asturias. Mauregato
era hijo bastardo del Rey D. Alfonso I y de una mora esclava suya. Mauregato apoyado
por parte de la nobleza asturiana, se hizo proclamar rey, apropiándose del
poder en Asturias.
Veamos
antes un breve resumen de como Muregato llega al poder. Como es sabido el
primer rey de Asturias es D. Pelayo 718-737. A su muerte su hijo Favila les
sucede 737-739. Tras el rey Favila, le sucede Alfonso I, 739-757
En
el periodo comprendido entre los 757 y 768, escogido por la nobleza asturiana, reinó
Fruela I. Fruela temía que su hermano Vimarano pudiera disputarle el trono por
las muchas simpatías. No tuvo mejor idea que asesinar a su hermano Vimarano,
eso ocurrió en el año 765.
En
el año 768 Fruela fue asesinado por sus parientes en venganza por la muerte de
su hermano Vimarano.
Le
sucede en el reinado, Aurelio, que era primo hermano de Fruela I. Aurelio reinó
entre el 768 y el 774, año en que falleció por enfermedad.
Entre
el 774 y 783, Silo, reinó Asturias, Silo
sucedió al rey Aurelio al acceder al trono por estar casado con Adosinda, hija
del rey Alfonso I el Católico.
Antes
de fallecer Silo, la reina Adosinda consiguió hacer elegir rey a su sobrino
Alfonso. El joven Alfonso II el Casto (hijo de Fruela I el cruel), pero una
revuelta dio el trono a depravado rey del que os hablo en esta narración. Mauregato.
A
él se le atribuye el llamado tributo de las cien doncellas. Según la leyenda,
Mauregato habría pactado la ayuda del emir de Córdoba, Abderramán I, a cambio
de un dar un tributo anual de cien doncellas cristianas.
El
Tributo de las cien doncellas ha sido un tema de controversia para los
historiadores, divididos en dos posiciones, los que han intentado demostrar la
veracidad de los acontecimientos adscritos al tributo y los que se han
esforzado por negar su autenticidad. El tributo habría consistido en el
reconocimiento por parte del Reino de Asturias de la supremacía del Emirato de
Córdoba. A cambio de mantener su reino independiente y en paz con los árabes
debía enviar a Córdoba cien muchachas vírgenes: de las cuales, cincuenta debían
ser humildes y las otras cincuenta de noble cuna. El Tributo se habría llevado
a término durante varios años, y es catalogado como “infame” a los ojos de los hombres, y “pecado” a los de
Dios.
Es
por esto que Mauregato sea conocido como un rey nefasto, un monarca tirano y
traidor para la cristiandad.
En
una próxima narración os contaré como el rey Ramiro I consigue la anulación del
tributo.
(Un inciso, la novela la Visigoda, de Isabel San Sebastian nos acerca a este tiempo en el que la gloria y el horror se daban la mano. Alana, la hija de la jefa de un clan astur y un caballero visigodo es ofrecida como parte del tributo de las cien doncellas al emir de Córdoba Abderramán I). Recomiendo su lectura.
Sidrería Asador El Horru Encandado
A veces tiene uno la suerte de recalar en sitios donde las costumbres típicas de un lugar se mantienen vivas, por lo que puedes observar las expresiones y sentimientos de un pueblo que con ellas refleja su identidad cultural y social, así como los valores que fundamentan su pensar y actuar.
Sin duda me ha sorprendido gratamente Sidrería Asador El Horru Encantado, no sólo por lo que a continuación os voy a contar si no que además hay que reseñar la amabilidad del personal que lo atiende.
La particularidad que me ha llamado la atención es como te sirven la sidra. La sidra se pide y se vende por botellas, seguro que habrá algún sitio en la que pueda pedirse un vaso, pero la medida estándar es una botella y aquí en esta sidrería te la sirve un escancidor. Porque es aquí en Asturias el único lugar del mundo donde se escancia la sidra, y eso que también se vende sidra en el País Vasco y Francia, por ello la tradición se mantiene latente.
¿Qué es escanciar la sidra? Es el momento en la que ésta se tira directamente al vaso o copa. Para ser más preciso, escanciar significa decantar, verter el contenido de la botella a un vaso que necesariamente debe ser ancho.
¿Para qué se escancia la sidra? Al golpear la sidra contra el vaso se volatizan sus precursores aromáticos y se potencian sus propiedades. Las pequeñas burbujas que vemos al escanciar la sidra son las que permiten arrastrar su aroma y hacerlo llegar hasta nuestra nariz.
Una vez escanciada, toca beberla pero hete aquí otra curiosidad de esta recomendable bebida, se bebe de forma continua, sin parar, durante un mismo trago lo cual no quiere decir de golpe, así se disfruta del cuerpo y el sabor que deja en la boca.
He dejado para el final el ritual de escanciar la sidra, en la que veremos como el escanciador adopta una postura recta, sin ser rígida. El brazo que sostiene la botella ha de estar estirado por encima de la cabeza. El brazo que sostiene el vaso ha de estar estirado hacia abajo y colocado más o menos en el centro del cuerpo.
Y como reflexión final una última curiosidad que nos hará pensar los orígenes antiquísimos de escanciar, dado que el vocablo no es de origen latino, ni griego ni árabe como ocurre con la gran mayoría de las palabras castellanas.
Así pues solo me resta decir:
Felicidades a Sidrería Asador El Horru Encantau, y recomendarles amigos lectores y seguidores que visiten si tienen la oportunidad de venir a Cangas de Onís este encantador lugar.
Si
Lekanaklub y la Sociedad de los Caballeros Agustinos hubiesen tenido como sede
de sus reuniones en la misma casa, esta podría decirse que es la del comienzo
de la calle Bachiller León, ya que hace esquina con esta calle y en la fachada
de la misma, se podía leer hace algunas décadas, una placa en latín que hace
alusión a la sentencia de Horacio, placa que concede a esa casa una posibilidad
de ser la que hallaba buscando como la de D. Luis Herrera.
¿Qué
tiene de particular esta calle?, pues que curiosamente es una de las calles más
antiguas de nuestro callejero ya que aparece con este nombre desde 1577.
Cabra,
culta y poética, dije en mi escrito sobre Lekanaklub ahora añadiría además,
cuna de grandes de hombres.
¿Quién
fue el Bachiller León? Fue Antón de León y Fernández de Córdoba, hijo del
regidor egabrense, Pedro Fernández de Córdoba y de María Fernández de Atienza.
El Bachiller León era biznieto, por línea bastarda, del primer Conde de Cabra.
Nos referimos al primer conde tras el resurgimiento por segunda vez medio siglo
después por la creación por Enrique IV de Castilla el 2 de noviembre de 1445
del Condado de Cabra. Siendo el primer Conde en este periodo Diego Fernández de
Córdoba y Montemayor, quien era señor de Cabra desde 1439.
Sin
embargo hubo un primer Conde de Cabra que lo creó Enrique II en 1380 y lo cedió
a su hijo bastardo Enrique de Castilla, nacido en nuestro castillo de su amante
Juana de Sousa. Enrique falleció sin descendencia en 1404 y el condado volvería
a la Corona castellana. De ahí que Enrique IV como hemos comentado se lo diera
a Diego Fernández de Córdoba y Montemayor por haber ayudado al monarca en la
contienda contra el Reino nazarí de Granada.
Volviendo
al Bachiller Antón de León y Fernández de Córdoba, era Bachiller en Derecho. Se
casó con Juana de Gálvez y junto con su mujer fueron los fundadores del
Convento de los Dominicos de Cabra en 1550. De este antiguo convento es la
Iglesia de Santo Domingo. Se erigió sobre una pequeña ermita, llamada de la
Doctrina de principios del siglo XVI.
El
Bachiller León figura en el Padrón de Hijosdalgos de Cabra emitido en el día
primero de diciembre de 1544.
Antón
de león y Fernández de Córdoba y su esposa Doña Juana de Gálvez, como
fundadores del convento hicieron una donación gratuita a la comunidad de unas
casas, huertas, viñas y olivares, dando una gran suma de dinero para la
edificación y entregando además doña Juana de Gálvez, con el beneplácito de su
marido, todas sus joyas, prendas de adorno de su persona y casa, y disponiendo
por último en su testamento diferentes legados a favor del Convento. El
matrimonio está sepultado en la capilla de lado del evangelio.
El fantasma de Doña
Juana
Terminaba hace un mes un breve
artículo que titulé: “En el Castillo de Cabra” y lo acaba diciendo que la
muerte de Enrique de Castilla hijo de Enrique II y Juana de Sousa, fue un
terrible sufrimiento para su madre doña Juana, tanto que el fallecimiento de su
hijo la llevó a perder la razón: Esa otra historia os anunciaba, si queréis
podéis leerla a continuación.
Comenzaré diciendo que Doña Juana
Alfonso de Sousa fue hija de Don Vasco Alfonso de Sousa que provenía de la rama
bastarda de la casa Real portuguesa.
Sus padres fueron: Don Vasco
Alfonso de Sousa, vino a Castilla y fue
vasallo de Alfonso X, más tarde fue nombrado señor de Castil de Anzur y de
Almenara por Alfonso XI. Se asentó en Córdoba y se casó con Doña Gómez Carrillo
hija del señor de Santofimia y de Juana Fernández de Córdoba que era hija de los
II señores de Cañete.
El matrimonio de muy elevada
posición social en Córdoba pide al Cabildo poseer una capilla en la
Mezquita-Catedral para el enterramiento de su familia. En 1365 el Obispo de
Córdoba, el Dean y el Cabildo les otorgó la capilla de San Clemente junto al
muro sur de la ampliación de Almanzor. Asimismo piden que el título de la misma
sea Capilla de la Encarnación.
Juana es la segunda de los hijos
de este matrimonio, que tuvo cuatro hijos: Diego Alfonso, Juana, Juan Alfonso y
Leonor.
Juana conoció a Enrique II en
1369 cuando ella contaba 21 años y el Rey Enrique II el trastámara todavía no
había ocupado la corona castellana. Entre ellos surgió un largo romance, que
duró desde 1370 hasta 1378.
El rey y doña Juana, quedaron prendidamente
enamorados el uno del otro tal es así que pariría un hijo de éste al que
llamaron Enrique de Castilla y Sousa, nacido en el año 1378 al que en 1380 se
le otorgó el título de duque de Medina Sidonia además se le otorgaría también
los títulos de Conde de Cabra y los señoríos de Alcafán y Morón.
Enrique de Castilla y Sousa, nació la conocida como
“Torre Juana” del castillo de Cabra. Es una de las dos torres que conserva
nuestro castillo, concretamente la que se haya en el noroeste. Es una torre de
unos diez metros, es maciza en su parte inferior, cuadrada y presenta una sala
abovedada.
Como es sabido el Rey Enrique II
tuvo cantidad de amantes, y cuando perdió el interés por Doña Juana dando por
concluido el romance, el propio Rey le buscó hombres ilustres pero jamás se
casó, con ninguno. Doña Juana se consagró exclusivamente a su hijo, vivía por y para su adorado hijo D. Enrique.
Por ello la muerte de su hijo a
los veintisiete años en 1404, hizo enloquecer de dolor a Juana y se retiró del
mundo encerrándose en la misma Catedral donde se enterró a su hijo. Para ello
pidió al Cabildo los cuartos que le llamaban “Cabezas de rentas” aunque más
tarde se conocería como “cuarto de chocolate” que es una de la piezas que recae
frente a la fuente Mayor. Allí vivió hasta el fin de sus días, trayendo sus
criados desde su casa los alimentos.
Solamente, a deshora salía de su
escondrijo y pasaba las noches de rodillas frente al ataúd donde yacía su hijo,
con la esperanza de que cuando muriera ella pudiera estar junto a él.
Hasta aquí la historia, ahora la
leyenda, que nos narra que entre el laberinto de columnas de la Mezquita-Catedral
de Córdoba afirma que deambula el fantasma de Doña Juana de Sousa, y dicen que
es verdad que cuando la Mezquita queda silenciosa, se escucha a Doña Juana
sollozando por la muerte de su hijo.
¿Leyenda o verdad?, la narración
popular cuenta este hecho real o fabulado, ubicado en un tiempo y un lugar de
la historia, es lo hace que le aporte verosimilitud al relato. Lo cierto es que
la historia a mí me ha atrapado y se la he querido contar a ustedes.
En el Castillo de Cabra
En mi infancia, presumía que el Rey Boabdill estuvo encerrado en el Castillo de Cabra, también sé que lo estuvo en el de Lucena. Este hecho importante ha sido motivo de discordia entre lucentinos y egabrenses, a mí hace tiempo me quedó meridianamente claro que unos y otros tenían razón al apuntarse este suceso. Unos porque cayó preso en la batalla de Lucena y es llevado a ese castillo porque Diego Fernández de Córdoba y Arellano, primer marqués de Comares ahí lo lleva preso, tras hacerlo prisionero Martín Hurtado, peón de infantería, natural de Lucena. Otros porque Diego Fernández de Córdoba y Carrillo que acudió a la batalla en ayuda de su sobrino y por su rango superior ya que ostentaba los títulos de II conde de Cabra, II vizconde de Iznájar, IV señor de Baena y mariscal de Castilla, es quien se hace cargo del prisionero hasta ser entregado a los Reyes Católicos, por lo cual es factible que lo llevase a su castillo Cabra y también al de Baena.
La importancia del Castillo de Cabra no solo debiera conocerse por este hecho que a la postre en menos de una década cambiaría la historia de España dado que aquí comienza el declive del reino nazarí con la entrega de Granada a los Reyes Católicos (2 de enero de 1492)
Cierto es que aunque no tengo datos, ni considero que yo esté capacitado para lograr acreditar tan importante hecho, aunque he leído bastante tanto en el sentido de que pudo haber nacido en Cabra, como podría haberlo hecho en Sevilla, lo cierto es que podemos apostar porque en nuestro afamado castillo hubiere nacido, Enrique II, tercer hijo natural de Alfonso XI con Leonor de Guzmán.
Leonor de Guzmán era una noble andaluza de la que nunca se separó hasta su muerte y en cuya crónica la describe como:
“Era, dueña muy rica y muy fija dalgo y era en fermosura la mas apuesta muger que avia en el Reyno”. Crónica de Alfonso XI
¿Quién fue Enrique II? Conocido como Enrique de Trastámara, al heredar del magnate nobiliario Rodrigo Álvarez de las Asturias de quien era ahijado el título de Conde de Trastámara. Enrique II fue llamado “El Fraticida” porque vengó la muerte de su madre dieciocho años más tarde de que esta fuera asesinada por Pedro I y María de Portugal, matando a su hermanastro Pedro I apodado el cruel e hijo legítimo de Alfonso XI.
A Enrique II, también se le llamaba “el de las Mercedes”, ya que al ser proclamado rey en Calahorra (1366), a cambio tuvo que conceder a sus aliados títulos y riquezas sin medida, como pago por la ayuda recibida.
El título de conde de Trastámara, es el que Enrique II, da nombre a la disnatía que se inició, siendo él, el primer monarca de la dinastía Trastámara en los reinos de Castilla y León.
Pero no solo aquí acaba la historia que he conocido del Castillo de Cabra y que debiera de darse a conocer para orgullo de nuestro pasado. Sino que también un hijo ilegitimo de Enrique II nace en nuestro castillo, las viejas crónicas sí que hacen referencia de este nacimiento en la llamada torre Juana.
La Torre de nuestro castillo conocida como Torre Juana, lo es, porque ahí dio a Luz Juana de Sousa a un hijo ilegitimo de Enrique II. Juana de Sousa quedó embarazada de Enrique II a los veinticinco años de edad. Ésta era hija era hija de Vasco Alfonso de Sousa de Portugal y de María García Carrillo. En 1369 conoce a Enrique II y desde 1370 hasta 1378 se sucedieron sus visitas, siendo las más prolongadas entre 1375 y 1377
Así
pues Enrique de Castilla, hijo de Enrique II y Juana de Sousa también podría
haber nacido en nuestro castillo. Enrique ostentó el título de I Conde de
Cabra, de Medina Sidonia y señor de Morón, Alcalá de los Gazules, Portillo y
Aranda de Duero. Muere a la temprana edad de 27 años, lo que acarrearía a su
madre un terrible sufrimiento por su pérdida que la llevó perder la razón, pero eso es otra historia.
Ermitas de Cabra
Viejas crónicas nos dicen que hubo en Cabra seis ermitas, dos dentro de la
villa y las otras cuatro cerca de ella y
en su término, que son: San Sebastián, San Cristóbal, Santa Ana, Nuestra Señora
de Belén, Nuestra Señora de la Sierra y Nuestra Señora de la Esperanza y San
Marcos.
El historiador cordobés Luis María Ramírez y las Casas-Deza decía a
mediados del siglo XIX, refiriéndose a las ermitas del término municipal de
Cabra: “Fuera de la Villa están: Nuestra Señora de Belén, San Marcos y San
Cristóbal de cuyas fundaciones no se sabe más sino que estaban fundadas en 1550”.
La ermita de San Sebastián estaba detrás del cementerio viejo, en una
pequeña altura que hay a la derecha de la carretera Lucena. Hoy está totalmente
desaparecida.
La ermita de San Cristóbal se localizaba en un cerro de 477 metros de
altitud, próxima a los caminos de Lucena
y Rute. Antiguamente se decía misa en determinados días del año. Hoy es un
cortijo privado. Si descendemos este cerro nos encontraremos en la laguna San
Cristóbal. Laguna que recibe tal denominación por la ermita, así como el propio
cerro es conocido por este nombre.
La ermita de Santa Ana. Sobre los restos de esta ermita del siglo XVI, se
construyó un pequeño templo que nos es otro que la actual Parroquia de Nuestra
Señora de los Remedios.
La ermita de Nuestra Señora de Belén. A finales del siglo XIX y quizás principios
del siglo XX aún estaba dicha ermita, que existió inmediata al puente llamado
de Belén, fue construida en el año 1621, según consta en actas del Cabildo del
mes de Junio de ese año. Hoy está totalmente desaparecida.
La ermita de Nuestra Señora de la Sierra, es el Santuario de la Virgen de
la Sierra (Patrona de nuestra ciudad). Enclavado en la Sierra de Cabra en pleno
Parque Natural de las Sierras Subbéticas. Su construcción comenzó en el año
1260, sufriendo una gran remodelación en el año 1591 conservando prácticamente
su estado actual de conservación.
De la antigua ermita de Nuestra Señora de la Esperanza y San Marcos no
quedan vestigios de ella, incluso la nueva ermita de San Marcos que se
construye en 1740, queda destruida
totalmente en 1844.
Por completar este escrito habría que destacar también la ermita del
Calvario y la más alejada del Cabra,
como es la ermita de la Esperanza.
La ermita del Calvario. Está en lo alto de un cerro, entre las carreteras
de Baena y Nueva Carteya. Es de sólida construcción, y en el camino que conduce
a ella, hay varias cruces de piedra. Actualmente se ha restaurado. En la Cuaresma se realiza un Via Crucis donde
el Cristo del Calvario es llevado hasta la Parroquia de la Soledad, desde donde
hará su desfile procesional en Semana Santa junto con la imagen de Nuestra
Señora del Rosario.
La ermita de la Esperanza se halla a unos catorce kilómetros de Cabra, se
erigió en parroquia en 1735. Fue construida modestamente. A la espalda de esta
ermita había un pequeño cementerio. Hoy está destruida.
Ex convento de San Francisco de Paula
No
sé muy bien por qué de los diferentes conventos que ha habido en Cabra, desde
siempre me ha llamado la atención el desaparecido convento de San Francisco de
Paula, llamado también convento de mínimos y del cual quisiera contarles lo que
me ha sido posible conocer de él. Quizás pudiera ser por una curiosidad que sin
duda maximicé en mi imaginario infantil cuando me la contaron, entendiendo
quizás de otra forma, lo que simple y realmente fue, y es que en una ocasión que se hizo una
nivelación para la descripción de la ciudad de Cabra y sus calles y resultó que
señalaba con cotas iguales el vértice o cúspide del campanario de la iglesia
parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y Ángeles, con la grada de la
puerta de este convento. Una curiosidad añadida a la atracción que desde niño
he sentido por los conventos con su claustro, sus celdas, el
atrio, las capillas, y los huertos, y me ha hecho muchas veces fabular con la
vida de castidad y pobreza que rige en estos recintos.
El
convento de San Francisco de Paula que se estableció en Cabra. Se denomina
convento de Mínimos por pertenecer a esta Orden religiosa, católica fundada por
el ermitaño San Francisco de Paula en el siglo XV. El nombre de “mínimos” hace
referencia a la humildad de estos religiosos. Se otorgó la licencia el día 19
de enero de 1589 por la duquesa de Baena y condesa de Cabra Dª Francisca
Fernández de Córdoba. No hay constancia de que la condesa hiciera donación
alguna. Se limitó a autorizar la edificación.
Conocemos
los nombres de los padres franciscanos que componían la comunidad de San
Francisco de Paula por el padrón general redactado en 1590 y revisado en 1595
lo que nos hace suponer que serían los mismos que habían fundado el convento en
1589. El Vicario o corrector del convento fue fray Cristóbal Torrodado, al que
acompañaban fray Bartolomé Martínez, fray Luis de Espinosa, fray Jerónimo de
Contreras y fray Pedro de Carmona, así como un hermano llamado fray Francisco,
en total seis personas.
Cuando
el convento está en su primera fase de obras, los frailes se alojan en una casa
de la calle Doña Leonor que hace esquina a la calle Álamos.
No
es hasta el 29 de enero de 1612 cuando se reconoce como fundadores del convento
a D. Luis de Soto Valdivieso y a su mujer Dª Isabel Francisca. Los fundadores
ofrecen un donativo de 1000 ducados y se obligan a hacer capilla en la iglesia
nueva. El libro de Nicolás Albornoz y Portocarrero atribuye la fundación del
convento el 29 de enero de 1589 a los Excelentísimos Sres. D. Antonio Fernández
de Córdoba y doña Francisca Fernández de Córdoba, condes de Cabra. (He creído
necesario poner los dos apuntes que he obtenido por mis lecturas dada la
discrepancia de estos datos referentes a la fundación del convento).
Cuentan
que fue el convento depósito de curiosidades artísticas de mucho mérito, pero
hoy se ignoran dónde están. Entre estas curiosidades citaré una urna de cristal
contenía muchos huesos de santos.
No
hay una fecha exacta que nos señale la desaparición del convento de mínimos de
Cabra pero en el desenlace fatal, tres
causas podemos indicar, la Ilustración, la quiebra económica y la
desamortización de bienes eclesiásticos. Así pues, acaba convirtiéndose en una
finca de recreo, tras el derribo de todas sus instalaciones.
¿Dónde
estuvo situado ese convento? En un acta del Cabildo, fecha 22 de enero de1589
se acordó conceder tierras en el llano de San Marcos para construir el
convento. A nuestros días no han llegado restos
del mismo. Dicen los cronistas que estuvo situado a la falda de la
Sierra, en el llano que aún se llama de
San Francisco, como a ochocientos metros de la población, en la parte derecha
del camino que hoy conduce a la estación del ferrocarril.
Por
una escritura de arrendamiento otorgada el día 3 mayo de 1721, ante el
escribano Pedro Fernández de Cara, sabemos que la finca arrendada lindaba con
una huerta del convento de San Francisco de Paula. ¿La huerta de los hermanos
Cárdenas, podría ser la que fue del convento? En la zona de almendros que había
en esa huerta se podían ver cuando yo era un crío restos de majanos.
Bibliografía
obtenida del libro Historia de la Ciudad de Cabra de Nicolás Albornoz
Portocarrero. Y Conferencia de Antonio Moreno Hurtado.
Nota: Dos días después de publicar este escrito en
Facebook un concejal del Ayuntamiento de Cabra me confirma que cuando se
realizó el Parque Europa aparecieron restos de este convento.
"Juramento a favor de Juana la Beltraneja"
"Curioso documento que explica por qué D. Diego Fernández de Córdoba, I Conde de Cabra, se posiciona a favor de Juana la Beltraneja en la guerra de Sucesión”
Ahora continuo poniéndoos el documento copiado de un
libro que se publicó con motivo de una exposición organizada por el
Ayuntamiento de Cabra, Área de Cultura y Patrimonio con la colaboración de los
Duque de Maqueda, marqueses de Astorga, de Ayamonte y de la villa de San Román,
Condes de Monteagudo de Mendoza y de Vallehormoso, Barones de Liñola y Grandes
de España. La exposición se celebró el 26 de febrero al 5 de marzo de 2015 con
el título de: El Gran Capitán, El Alejando Español
La importancia de esta exposición es que la Casa
Condal de Cabra cedió temporalmente a la Biblioteca Pública Municipal “Juan
Soca” una serie de documentos originales que son parte, con total rigor, de la
Historia de nuestro país.
El documento que adjunto foto que aparece en el citado
libro y al que hago referencia es una declaración original firmada, que
hicieron el Rey Enrique IV y la Reina Doña Juana de Portugal, declarando como
hija legítima y natural a la Princesa Doña Juana, que sería conocida en la
historia como Juana la Beltraneja. Este documento está firmado también entre
otros por Don Diego Fernández de Córdoba, I Conde de Cabra. Dicho documento se
firmó en la Villa de Lozoya y Santiago el día 16-X-1470
La Hermandad de la Virgen de la Cabeza (Cabra)
Me
han propuesto escribir sobre la hermandad filial de la Virgen de la Cabeza de
Cabra, desconociendo que existiera en mi ciudad, una imagen de la Señora, hasta
esta mañana cuando un amigo me mostraba el cartel de los Cultos en honor de
esta Sagrada Imagen y me animaba a tamaña temeridad por mi parte.
Ésta
es mi pequeña aportación para no contrariar al amigo, y de paso incrementar mi
conocimiento del patrimonio histórico artístico de mi Ciudad. Lo que me ha
llevado a que rápidamente acuda a su sede canónica, la parroquia de Santo
Domingo de Guzmán, donde se venera la Señora, para encontrarme: “ante una imagen renacentista, en madera policromada, de
regia frontalidad, creada en un periodo que abarca el final del siglo XVI y el
principio del XVII, y que vendría a imprimir una nueva estética a la
Advocación, al mostrar a la figura de la Virgen Madre de Dios permaneciendo de
pie, con el divino Infante entre sus brazos y con una exquisita muestra de
cercanía, al ser Ella quien convoca a su encuentro a los fieles, haciendo
sonar, por si misma, la campanilla que anuncia su Aparición”. (Información de
Manuel Almansa González).
La imagen de la Virgen es una talla de una gran
belleza, cautivándome su antigüedad, el halo de misterio que la envuelve que la
hacen única, así como el rasgo de ternura que se observa en la imagen del Niño,
en ademán de acariciar la mejilla de la Madre.
En el año 1623 Don Miguel Sánchez Villodres y
su esposa Doña Beatriz Fajardo otorgan testamento ante el escribano Rivera
Morcillo, disponiendo que se costee una capilla para la Virgen de la Cabeza en
el Convento de los Padre Dominicos de Cabra. El altar, presidido por la imagen
de la Virgen de la Cabeza, ha recibido culto continuado hasta el año 1975.
La historia de la Virgen de la Cabeza, no exenta
de leyenda, nos narra que cuando San Eufrasio vino a España, trajo consigo una
imagen de la Santísima Virgen a la que rendía culto y devoción. En el siglo VIII,
cuando Andújar fue ocupada por los árabes, la Sagrada Imagen fue escondida
entre unas peñas en uno de los cerros más altos de Sierra Morena, para evitar
su profanación. En el siglo XIII un pastor de Colomera (Granada) llamado Juan
Alonso Rivas, apacentaba su ganado, junto a la cumbre del Cabezo…. Llamó su
atención las luminarias y el tañido de una campana, que se veían y oían por las
noches sobre el monte cercano. Quiso salir de la duda y en la noche del 11 al
12 de agosto de 1227 resolvió llegar a la cumbre. Encontró una imagen pequeña
de la Virgen, ante cuya presencia se arrodilló el pastor y oró en voz alta
entablando un diálogo con la Señora.
Autores
literarios como Lope de Vega y Miguel de Cervantes a través de sus obras
hicieron referencia a la Virgen de la Cabeza, lo que nos indica el alto grado
de popularidad y devoción que ya se tenía en el Siglo de Oro español (1492-1659), a la
Virgen en esta advocación.
Así pues no es sorprendente que en torno a 1559
se fundara la hermandad filial de la Virgen de la Cabeza de Cabra, y se redactase
las ordenanzas o estatutos, que finalmente fueron aprobados el 19 de julio de
1580, por el Obispo Fray Martín Fernández de Córdoba y Mendoza, dato que cita
Don José del Carpio y Montilla en su manuscrito, “Apuntes sobre la historia de
Cabra 1893.
Como curiosidad decir que aparece según la
nómina de cofradías filiales de la Virgen de la Cabeza en el puesto dieciocho
en el año 1583, y en el puesto 17 en año 1677.
En el siglo XVI y siglo XVII, la Romería de la Virgen de la Cabeza
partía cerca del antiguo puente de San Marcos, (que nada tiene que ver con este
que hoy conocemos que fue construido por la Compañía de los Ferrocarriles
Andaluces a finales del siglo XIX). El antiguo puente San Marcos, estaba próximo a la fuente de la Teja, de la
cual se decía que su agua era milagrosa y servía para refrescar a los romeros.
Desaparecida a través del tiempo, como sucedió
con muchas filiales, en el año 2010 la
cofradía se ha reorganizado, recuperando el esplendor de siglos y manteniendo
el culto a la antigua imagen, que recientemente ha sido restaurada, y
nuevamente vuelve a asistir a la Romería en Sierra Morena formando parte de la
nómina de cofradías filiales.
El 15 de agosto de 2018 la Virgen de la Cabeza
de Cabra procesiona por primera vez en su historia, y el próximo día 10 de junio, tras la Solemne
Eucaristía que tendrá lugar en la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán a las
19,30 horas, realizará su Salida Procesional, por las principales calles de
nuestra Ciudad.
Lekanaklub
Hubo en Cabra una sociedad,
única en su clase, que se fundara allá por el año 1889, demostradora de las
aficiones cultas de sus habitantes nunca desmentidas.
El nombre un tanto original “El
Lekanaklub”. Algo así como Centro de las Bellas Artes. Imitando a la Academia
Española, cada socio tenía su sillón y su letra, y el que deseaba ingresar, lo
solicitaba por escrito y en verso, lo mismo los de la localidad que los
forasteros.
La sociedad fue fundada junto
a D. Miguel Gutiérrez Jiménez por el Director de su instituto y poeta sevillano
D. Luis Herrera Robles. Fue el propio D. Juan Valera quien apoyó a su amigo D.
Miguel Gutiérrez para la fundación de esta sociedad cultural, siendo Valera
junto con Menéndez Pelayo fuertes entusiastas de la misma, en la que
participaban todos los elementos de la cultura e ilustración existentes en
Cabra. Hubo solicitudes de ingreso notabilísimas como la del Sr. D. Trinidad de
Rojas de Antequera.
El día del santo del dueño de
la casa donde se reunía la Sociedad, que era en la que vivía en la calle Priego
el ilustre traductor de la Eneida Dr. D. Luis Herrera y Robles, se celebraba
una “seiscena”, es decir, que durante seis noches daba de cenar a escote, es
decir dividiendo la cuenta a parte iguales.
Se celebraba en el jardín de
la casa y presidía la mesa un busto de Cervantes, colocado artísticamente. Se
brindaba en todas las veladas, por todos los comensales, en décimas con el
mismo pie forzado, (improvisar con pie forzado, es improvisar composiciones
poéticas en una estrofa de diez versos en general, octosílabos, en las que el
poeta tiene que terminar un verso ajeno) lo cual resultaba curiosísimo e
ingenioso, pues algunas eran verdaderamente notables.
El reglamento tenía un solo artículo que decía: Artículo primero. No hay reglamento. Y solo se permitía hablar de literatura, historia y otras ciencias, prohibiéndose la charla política y la censura personal.
Boceto de los fundadores de la Sociedad Lekanaklub
D. Luis Herrera y Robles,
nació en Sevilla el 21 de mayo de 1838. Llegaría a Cabra como catedrático por
oposición de Retorica y Poética en 1868. Durante 25 años está vinculado como
docente al Instituto de Cabra, siendo director educativo y rector del su Colegio
en tres ocasiones: de 1875 a 1883, de 1884 a 1886 y de 1891 a 1892. La gestión
de D. Luis Herrera elevó al Instituto-Colegio a uno de los períodos más
importantes de su historia.
Como curiosidad un alumno
destacado entre 1887 y 1891 que cursó sus estudios con un expediente brillantes
se encuentra Niceto Alcalá Zamora.
De
la figura de D. Luis Herrera y Robles puede deducirse que atendió más a su
vocación lírica que a la llamada del ministerio religioso. En la
producción literaria de Herrera Robles destaca su traducción en verso
castellano de La Eneida de Publio Virgilio Marón, la epopeya latina escrita en
el siglo I aC. por encargo del emperador Augusto con el fin de glorificar el
Imperio, atribuyéndole un origen mítico. Virgilio elaboró una reescritura, más
que una continuación, de los poemas homéricos tomando como punto de partida la
guerra de Troya y la destrucción de esa ciudad, y presentando la fundación de
Roma a la manera de los mitos griegos. La traducción cuenta con un prólogo de
don Juan Valera en el que alaba el trabajo del presbítero. Está editada en
Sevilla en 1898.
Muere en Sevilla en 1907.
Miguel Gutiérrez Jiménez nació en Los Gualchos en 1847. Estudió
bachillerato en el Sacromonte y en 1868 se graduó y doctoró en Filosofía y
Letras.
Ganó las oposiciones de catedrático de
Gramática Latina y Castellana, que luego permutó por Retórica y Preceptiva, y
ejerció en Teruel, Segovia, Cabra, Jaén, Córdoba y Granada.
Precedido de
su fama literaria, intervenía activamente en la vida cultural de las ciudades
donde vivió, y dejó huella con innumerables colaboraciones en la prensa local.
En Cabra,
donde encontró el inestimable apoyo de su amigo Juan Valera, fundó una academia
cultural muy activa, el Lekanaklub.
En 1897
obtuvo plaza en el Instituto Provincial de Granada. Al cambiar el plan de
estudios, y emprenderse el estudio de Lengua e Historia de la Literatura
escribió sendos manuales de estas asignaturas. En “El Defensor de
Granada” y en “La Alhambra” dejó una erudita historia de la literatura de
Granada. También fundó y dirigió la revista literaria “Idearium”. También
colaboró activamente en El Liceo y en el centro de educación de adultos El
Fomento de las Artes pronunciando numerosas conferencias.
Entre los
alumnos de la última promoción a la que dio clase se encontraba García Lorca,
alumno suyo en los cursos 1911-12 y 1912-1913
Leyenda relacionada con
Aliatar
En el Museo del aceite “Molino
Viejo” a su entrada, un azulejo nos
refiere la historia del Vado del Moro. ¿Qué nos relata ese azulejo de la
procedencia del nombre Vado del Moro? En primer lugar nos describe una historia
o leyenda, en lo que pudiere haber de verdad o inventado.
La brevedad del azulejo me ha
llevado a indagar más profundamente los hechos acaecidos. La fecha de 1480 es
la que nos remite a la leyenda que nos ocupa, y más adelante contaré. La de
1483 nos remite a la batalla de Lucena donde los moros, en su huida por el
acoso de las huestes cristianas, en el cieno del arroyo Martín González se
atascan hombres y caballos que intentan vadearlo. Boabdil perdió el caballo,
que se quedó atascado en el río, un
cristiano disponíase a darle un bote de lanza, un caballero moro gritó, no lo
mates que es el Rey, y es hecho prisionero. Otra versión nos cuenta que
metiéndose Boabdil en una espesura de matas por la ribera del arroyo, un peón
de Lucena, llamado Martín Hurtado junto con otros dos peones apresan a Boabdil.
Sea como fuere, aquí en ésta batalla muere su suegro Aliatar que es quien es el
protagonista de la historia del Vado del Moro. Aliatar ha pasado a la historia
como un legendario caudillo árabe que luchó incansablemente por la defensa de
Granada. Sin embargo tras esta batalla comienza el declive del reino nazarí.
La leyenda de Vado del moro
comienza un día en que Aliatar al frente de un pelotón de jinetes estaba
dedicado, según costumbre, a hacer correrías por los campos cristianos,
llegando a una finca que pertenecía a D. Pedro Gómez de Aguilar, atemorizó a lo
criados que allí había y abandonando la hacienda marcharon al pueblo a dar
cuenta de lo que allí ocurría. Con resolución temeraria D. Pedro montó a caballo
sin más compañía que su extraordinario valor.
El caserío se encontraba en lo
que hoy se llama el Navazuelo. Cercado por los moros D. Pedro Gómez fue hecho
prisionero, saqueando su casa, emprendieron dirección a Carcabuey. La
torrencial lluvia que caía, acompañada de fortísimo viento, obligaba a tener
que caminar todos a pie de uno en uno por los distintos vericuetos para salvar
las sierras de Priego. Don Pedro y Aliatar marchaban conversando en lengua
cristiana, bastantes distanciados de los moros y en un momento que quedaron
aislados Don Pedro Gómez dio un empujón a Aliatar y juntos cayeron a un
barranco por donde corre un pequeño arroyo, siendo dominado Aliatar por la
fuerza del cristiano, le ató de pies y manos tapándole la boca para que no pidiera
auxilio.
Aunque los moros al percatarse
de la falta de los dos personajes comenzaron a buscarles, la llegada del Conde
de Cabra con sus huestes que habían salido en busca de Don Pedro, alertadas por
sus hijos para poder rescatar a su padre, es en el camino que pasaba por los
Lanchares donde las hueste del Conde consiguen herir, apresar y dar muerte a
algunos de ellos, así como muere uno y son heridos cuatro de las huestes del
Conde de Cabra.
Encontrados Gómez de Aguilar y
Aliatar por la fuerzas del Conde, emprenden juntos con los prisioneros el
regreso a Cabra por el camino que conduce al partido de Gaena. La terrible
lluvia que había caído había crecido tanto el río Cabra, que era imposible
pasarlo; en estas circunstancias, Aliatar dirigiéndose al Conde, que no sabía qué
resolución tomar, dijo: “No tenga cuidado, que si me das caballo, por Alá, que
pasaré por medio de los torrentes”. Ordenó el Conde que se le entregase caballo
y puesto Aliatar, gran conocedor del terreno, a la cabeza de la columna dijo:
“seguidme”, pasando felizmente todos y llegando sanos y salvos a Cabra.
El Conde dando prueba de su
generosa nobleza, concedió la libertad a Aliatar que marchó a Granada, canjeándole
por otros caudillos cristianos.
Desde esta época se conoce el sito con el nombre de Vado del Moro.
Comenzaré diciendo
que la señora María Luisa Garrido, es bisnieta de Luisa, quien como veremos más
adelante en este texto en el que esclarecemos someramente quien era la Sociedad
de los Caballeros Agustinos, que papel representaba ella en la misma. Así pues
he de dar las gracias a María Luisa por ponerme en conocimiento de esta
hermandad, y en la pista del libro de don Lucas Zamarriego que me ha permitido
llegar a la conclusión y en su caso a la resolución de quienes fueron los
Agustinos.
Todo comienza en
número veinticuatro de la casa de la calle Teniente Fernández, (esta calle se
llamaba en el tiempo que nos vamos a referir, calle Hornillo), esquina con la
calle Bachiller de León, la calle más antigua de muestro callejero, ya que
aparece con este nombre desde 1577. Había ido allí atraído por una curiosa
percha de más de 3,60 metros de largo, que tiene dieciséis pomos para colgar
abrigos y otros dieciséis para los sombreros. A mediados del siglo pasado en
esa casa, había un estanco, allí Luisa y un bar, en la barra su esposo Isidoro,
en el bar tras una cortina, una modesta sala quizá algo estrecha pero limpia,
muy limpia, se reunían, los miembros de una hermandad que se hacían llamar los
Agustinos (no confundir éste bar, con el Bar Sánchez, que estaba enfrente y que
hacía esquina con la calle La Fuente).
Inmediatamente me
incitó la curiosidad por saber de esta peña de hombres que allí se congregaban
y que fines les unían, ya que eran de distintos ámbitos profesionales, médicos,
abogados, jueces, tenderos, etc. En común, todos de nombre y prestigio, de los
más notables de la sociedad de aquellos arduos años de mediados del siglo pasado.
Todos caballeros, de ahí, que hay quienes los recuerdan por el nombre de
Sociedad de los Caballeros Agustinos.
Se hacían llamar los
Agustinos, y como los define uno de sus miembros, don Lucas Zamarriego un
médico pediatra-poeta, avecindado en Cabra y muy ligado a todas sus actividades
artísticas, refiriéndose al lugar donde se reunían: “su convento es un lugar
donde impera la comunidad entre todos los miembros del foro”. “Su religión una
buena amistad, que enarbolaban frente a unas copas de vino”.
Quizás yo esperaba
encontrar una connotación más literaria en sus reuniones, teniendo en cuenta
que yo venía buscando la casa donde se reunían los miembros de Lekanaklub, que
por cierto aún me queda por saber si pudo ser esta o no, (pero eso es otro cantar).
Lo cierto es no hay mal que por bien no venga, he conocido a esta hermandad, he podido leer el texto que a continuación les
reproduzco y todo ello con la inestimable amabilidad que ha tenido para conmigo
María José Leña Carrillo por habérmelo hecho llegar y sinceramente en un tiempo
record ya que desde que hablase con ella, sin saber yo aún que su abuelo don Rafael
Leña Caballero y su tío abuelo don Francisco Casas Moreno, eran también
Agustinos, no ha pasado ni tan siquiera una semana. También tengo que dar las
gracia a su madre la señora, M. Ángeles Carrillo Hidalgo, que cuando María José
les habló de los Agustinos recordó haber oído de ellos y dedicar un tiempo
buscar en su casa el libro.
Mejor que relacionar
a todos los miembros de la hermandad como homenaje a éste poeta, don Lucas
Zamarriego, desconocido para mí, y seguramente para muchos de ustedes, ya que
en el libro Egabro: Un milenio de poesía de don Antonio Roldán García, no se
hace mención a él, seguramente porque en
la biblioteca de Cabra, ni en la de Córdoba ni tan siquiera en la
Biblioteca Nacional aparece la escasa obra que he podido conocer de este autor.
Reproduciré: Estampas
de la Placeta. Los Agustinos ¡y olé!, no sin antes añadir que Zamarriego, fue
autor también de una obra titulada: Te prometo ser cautiva (1950) Zambra, que
nos cuenta un crimen pasional, y a cuya obra, el maestro Rodríguez López, le
puso música. Llegados a este punto, he de significar que Luisa es tía del
maestro Rodríguez, es también quien atiende junto a su marido Isidoro sirviendo
la tapas y la copas que los Agustinos reclamaban.
Mi curiosidad me
plantea una irresoluble pregunta, ¿por qué el maestro Rodríguez puso música a
la Zambra de Zamarriego? Cierto es que carece de la menor importancia, bien
porque fuera por su tía que pudiera haberle hecho llegar la Zambra, o bien
porque Zamarriego fue secretario del Centro Filarmónico Egabrense, ya que como hemos mencionado fue un hombre muy ligado a
todas las actividades artísticas de nuestra Ciudad. Así pues conociendo por
esta vía al maestro Rodríguez, sin duda sería suficiente para que éste le
apeteciese poner música a la referida zambra.
De lo poco que puedo
añadir de Lucas Zamarriego es que también escribió en 1945, junto a Oscar
Mirasoti y Jacinto Capella otra obra, titulada: ¡Qué suerte tienes, Venancio!”.
Poco más me resta a
mí por decir de los Agustinos, creo que ya he explicado lo que fue esta
hermandad, que llegó a ser algo más que
una peña de amigos.
Adéntrense en su
templo, leyendo el siguiente texto, que nos acerca a todos y cada uno de ellos.
Teniendo en cuenta que la devoción
de Cabra a la Virgen de la Cabeza cuenta con más de cuatro siglos y medio de
historia, nos encontramos que por las crónicas de esta cofradía, hay quienes
afirman que existía un puente San Marcos, que nada tiene que ver con este que
hoy conocemos.
Cuentan que allá por el siglo XVI y
XVII la Romería de la Virgen de la
Cabeza se hacía cerca de dicho puente, que estaba próximo a la fuente de la
Teja, de la cual se decía que su agua era milagrosa y servía para refrescar a
los romeros.
En el
año 1740 se inicia la edificación de una ermita nueva sin embargo en 1839 la ermita está casi en
ruinas y en los primero días del año 1844 acaba destruyéndose definitivamente.
Sus imágenes titulares, la de San Marcos se trasladan a la ermita de la Soledad
y no tenemos noticias del destino final de la imagen primitiva de la Virgen de
la Cabeza.
¿Existió pues un puente San Marcos?
Las imágenes que os pongo dicen que
son los restos que quedan de dicho puente. Los escasos vestigios que se
aprecian, apenas son visibles por las zarzas y arbustos.
Por mi parte mi pretensión solo ha
sido contarles una historia, que a mí me ha llamado la atención y creo que era
digna de ser conocida. Yo solo les narro aquello que he conocido, verdad o
mentira, quédense cada cual con lo que consideren en su caso.
Ángel Cruz Rueda
En estos días que celebramos la festividad del día del libro, hablo de literatura, no de política ni del personaje político, y voy hacerlo del escritor Don Ángel Cruz Rueda. Cierto es que no es egabrense de nacimiento pero en septiembre de 1938, siendo alcalde de Cabra, es nombrado “por aclamación” hijo adoptivo de nuestra ciudad. No me extenderé más de su biografía porque ya lo he hecho en el artículo que publiqué hace unos días titulado: “El depurado Ángel Cruz Rueda” que podrán leer en mi Facebook: Antonio Fernández Álvarez, aquellos que no hayan tenido la oportunidad de hacerlo.
En 1929 Don Ángel Cruz Rueda,
es galardonado con el premio Nacional de Literatura. El concurso indicaba que
la obra debía ser inédita y no podía exceder de 300 cuartillas. El título del
libro: Las gestas heroicas castellanas contadas a los niños (El Rey Rodrigo. –
Bernardo del Carpio. – Los siete infantes de Lara. – El Conde Fernán-González.
– El Cid).
El Premio fue concedido por
unanimidad y firmaban el acta calificadora entre otros: Don Ramón Menéndez
Pidal, Don José Martínez Ruiz y Don Antonio Ballesteros-Beretta. Y estaba
dotado con una cuantía de cinco mil pesetas.
Entre otras muchas obras además
de la ya indicada y galardona, cabe destacar:
Examen crítico de Bernardo
López García.
Dolor sin fin (capítulos de
novela).
El Derecho Internacional
Privado en Escandinavia.
Elogios de Carlos III y del
Dr. Martínez Molina.
Llama de amor viva, (Novela).
Huerto silencioso.
Desquite, (Novela).
Armando Palacio Valdés.
Estudio biográfico,
Peregrinaje de estío (por
Aragón, Francia y Guipúzcoa) y otras andanzas.
Por España (Crónicas
patrióticas).
Pregón del primer año jubilar
en loor de Nuestra Stma. Virgen de la Capilla, patrona de Jaén, Jaén.
Horizontes espirituales
(Evocaciones y cuadros literarios.
Azorín (Contribución al
estudio de la Literatura española a fines del siglo XIX), por el doctor Werner
Mulertt, profesor de la Universidad de Halle. Traducción directa del alemán por
el doctor Juan Carandell. Prólogo correcciones y apéndices por A. Cruz Rueda). Armando
Palacio Valdés, (Estudio biográfico).
Discurso en conmemoración del
Real Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago, Granada, Universidad,
1950;
La Fiesta. Paso de comedia en
dos cuadros.
Santo Tomás, una y no
más (teatro).
Mujeres de Azorín.
La generación del 98.
Horizontes espirituales
(Ficción, inédita).
Pedro Garfias
Como prometí ayer, hoy hablaré
de Pedro Garfias, repasaré brevemente su biografía, no es egabrense de cuna, ya
que nació en Salamanca en el 1901, aunque a los nueve años ya estaba en Cabra, queda
noticia de su estudios en el instituto Aguilar y Eslava. Es aquí en nuestra
ciudad donde creció, se educó y nació al
mundo de la poesía.
Colaborador de la prensa local
del momento “La Opinión” y “El Popular”, encontraremos la mayoría de los poemas
de su juventud desperdigados en las páginas de la misma.
En 1918 se instaló en Madrid,
e inició la carrera de Derecho. Sus inquietudes vanguardistas le llevaron a
enrolarse en la tertulia del Café Colonial que organizaba Rafael Cansinos Assens,
llegando a participar en la redacción del primer Manifiesto Ultraísta publicado
en 1918 y firmado por Xavier Bóveda, César A. Comet, Guillermo de Torre,
Fernando Iglesias, Pedro Iglesias Caballero, José Rivas Panedas, J. de Aroca.
Desde Madrid, año 1919 envía
sus crónicas ultraístas a “El Popular”.
Participó en la fundación de
revistas de la órbita ultraísta Horizonte (donde colaboraron Alberti y Lorca).
Publicó su primer libro en 1926, titulado “El ala del sur”.
En 1931, con la llegada de la
Segunda República española se politiza e ingresa en el Partido Comunista, en el
que militó hasta su muerte. Con la llegada de guerra civil española, permanece
afecto al bando republicano, actúa como comisario del batallón Villafranca y
del batallón Bautista Garcet. También estuvo en el frente de Córdoba como
comisario político en Pozoblanco y en Valencia con el cargo de Comisario
General de Guerra. Colaboró en el periódico Frente Rojo y en la revista Hora de
España y el Mono Azul.
En 1938 se le concede junto a
Emilio Prados el Premio Nacional de Literatura.
Acabada la guerra en
1939, se exilió a Francia, es hecho
prisionero y estuvo en un campo de concentración, luego pasó a Inglaterra; allí
escribiría su libro “Primavera en Eaton Hasting”. El 13 de junio de 1939 llega
exiliado a Méjico. Murió en Monterrey en 1967.
Sus obras literarias abarcan
no solo la poesía sino también el teatro, como curiosidad, su obra de teatro
“Los hijos de la luna” escrita con Pedro Iglesias Caballero es estrenada en
Cabra a fin de obtener fondos para la lápida de la casa natal de Juan Valera.
Aquí lo voy a dejar. Mañana
hablaré de Pedro Iglesias Caballero. Pero antes les dejaré un breve apunte de
lo que fue el ultraísmo que como he indicado tanto Pedro Garfias, como Pedro
Iglesias Caballero entre otros firmaron el primer manifiesto ultraísta.
El Ultraísmo es un movimiento
artístico literario que nació en España en 1918, como un modo de rebeldía ante
el modernismo, el cual era el estilo dominante sobre la poesía en la lengua
española desde finales del siglo XIX.
El ultraísmo estuvo
caracterizado por proponer complicadas innovaciones como el verso libre,
imágenes atrevidas y simbolismo como desafío a los esquemas tradicionales.
El nombre ultraísmo, se
origina de la palabra “ultra” que significa máximo. En el manifiesto literario
del ultraísmo publicado por primera vez en el año 1919, formula la esperanza de
que el movimiento renovase la literatura y lograse el impulso para que la
literatura llegase a su “ultra”.
Este es un movimiento bastante
interesante pero poco conocido y como muchos movimientos vanguardista que surgieron
en la época como oposición a las corrientes principales, fue disuelto en el año
1922 en España.
Pedro Iglesias Caballero
Nace en Cabra en 1893, en el seno de una
familia humilde. Huérfano de padre desde los siete años, su infancia transcurre
en un ambiente cercano, de alguna forma, al mundo de las letras. Trabajó como
aprendiz en el seminario literario Apolo y como cajista en los
talleres de otro seminario egabrense: La voz del pueblo.
De su amistad con Pedro Garfias y Tomás Luque
Moyano con quienes coincide en IES Aguilar y Eslava surgen sus inquietudes
literarias.
En 1913 publica junto a Juan Soca Cordón, y
bajo el seudónimo de “Picón”, el libro “Siluetas de mujeres egabrenses”.
Asimismo en colaboración con Pedro Garfias, publica la comedia “Los hijos de la
luna”, un homenaje al escritor Juan Valera.
En 1916 publica en Málaga su poema El amor
que muere
En 1917 estrena la pieza teatral, La caída de
la tarde, de tema andaluz y picaresco.
En 1918 resulta ganador del primer premio de
los Juegos Florales de Baena con su obra “Carmen”.
Compuso la letra para una oración, con música
del Maestro Moral, para la Hermandad de Jesús Preso de Cabra.
Una suscripción popular permitió que Iglesias
Caballero marchara a Madrid “en busca de la gloria literaria”. En la capital
frecuenta los ambientes literarios como las tertulias organizadas por
González-Blanco, Gómez de la Serna y
en especial en la que Cansinos Assens organiza
en el café Colonial, donde participa en la elaboración
y firma del manifiesto ultraísta en
1918, a pesar de haber militado inicialmente en las filas modernistas.
Es considerado Iglesias Caballero uno de los
precursores del movimiento conocido como “ultraísmo”, si bien, enseguida, este
poeta rechaza las tesis ultraicas y arremete contra ellas.
En 1929 publica su obra Las Angulas con la
que ganó el premio del semanario Blanco y Negro del periódico ABC.
En 1935 gana la Flor Natural de los Juegos
Florales de Soria con la poesía La Puerta de los Tres Huertos.
Colaboró en periódicos y revistas como La Esfera, El Imparcial y
como colaborador fijo en ABC y Blanco y Negro.
Murió en Madrid en el 1937 a los 43 años de
edad. Como escribía el bibliotecario José Pérez Muñoz, en su notas para una biografía
en el libro Antología de Pedro Iglesias Caballero, la prematura muerte de este
poeta, cuando se encontraba en el inicio de su madurez literaria, hizo que su
producción no fuera muy extensa y nos privó, con toda seguridad de la mejor
parte de su obra.
Por iniciativa de Manuel Megías, en 1947 se
publica una amplia colección de sus poesías, conservándose esta recopilación,
ya que con el estallido de la Guerra Civil, se perdieron el manuscrito original
y los cuadernos que estaba preparando para la edición de sus poesías.
Manuel Roldán Cortés, nació en
Cabra, distintas fuentes que he consultado dan dos fechas distintas de
nacimiento una lo sitúa en 1884 y otra 1908, la más probable es la de 1884 dado
que en 1918 ganó por oposición la plaza de médico forense en Sevilla.
Como médico alcanzó gran
popularidad –ya que nunca olvidó sus orígenes humildes-; era un hombre de
magnánimo corazón y buen humor. Animó y ayudó en los últimos días de su vida a
Vicente Toscano y Quesada. De él decían: “que el enfermo al ver su corazón, su
alegría y su optimismo, salía curado de su consulta·.
Su faceta como poeta comienza
desde muy joven forma parte del colectivo de hombres que pusieron la ironía
poética con una publicación que se llamó “La Ortiga”, con Lasso de la Vega y el
dibujante José Ruiz Moreno (Thales).
Fue cofundador de la Revista
poético-sátira “Apolo” junto con Juan Soca, Joaquín Cañero y Manuel F. Lasso,
también lo fue de “La Opinión”, donde a veces utilizaba el seudónimo de
“Silvio”.
Colaboró en la segunda fase
del “Semanario de Cabra”. Promovió el grupo dinamizador de González Meneses,
Pedro Garfias, Iglesias Caballero y Luque.
Junto con sus amigos de
tertulia poética, fue el organizador del homenaje dado a Juan Valera en el
teatro Principal, para sufragar los gastos de la lápida conmemorativa de la
casa natal de Juan Valera.
Su trabajo literario abarcó: ensayos, sainetes y Poesías. En poesía bebió en las fuentes del “Movimiento Modernista”.
Vicente Toscano y Quesada
Comenzaré diciendo de este escritor que nació en Cabra en 1875, que fue tan infortunado como la mayoría de los hombres que se dedican al cultivo de la literatura, y que contaba con poco más de treinta años cuando elevó su alma a Dios, el 18 de diciembre de 1906.
Los versos de D. Vicente llamaron la atención por su galanura, por su atildamiento, por su corrección irreprochable.
Fue el fundador del “Semanario
de Cabra” donde publicó los primeros frutos de su inspiración. En las reuniones
de la original sociedad egabrense LekanaKlub leyó inspiradas composiciones
poéticas, que fueron muy elogiadas por los notables literatos que figuraban en
dicha Asociación. Entre otros podemos citar al insigne D. Juan Valera y el
sabio Menéndez y Pelayo.
Trabajó como periodista en
Barcelona y en Córdoba. Redactor asimismo de “El Español”, “Diario Mercantil” y
“Diario Córdoba”. Colaborador de la revista de Madrid “Nuevo Mundo”. Traductor
de obras literarias del francés y del inglés. Firmaba, a veces, con el
psuodónimo de Victosqués.
Los pocos datos que he podido recabar de este poeta egabrense, para mí desconocido hasta ahora, me han llevado no solo a conocer que las mieles del triunfo las saboreó por primera vez en los primeros juegos florales celebrados en Córdoba, obteniendo el premio de honor, sino que además fue varias veces laureado en juegos florales, y en certámenes.
También ensayó la literatura dramática, escribiendo una comedia en tres actos y en verso, titulada Los pergaminos de marras, obra escrita con extraordinaria corrección, en versos fáciles y sonoros, que fue representada en con buen éxito en el Gran Teatro de Córdoba por la compañía del Sr. Espejo.
Cuando las exigencias de la vida le obligaron a escribir para el periódico, varió algo de rumbo, comenzando a cultivar el género festivo y la sátira, siempre con ingenio, pero con menos fortuna que la poesía elevada y seria.
En las redacciones de los periódicos a que pertenecía buscaba, para trabajar, un sitio donde estuviese aislado de sus compañeros y allí pasaba hora tras hora escribiendo versos.
En cierta ocasión tardó en
escribir una de sus composiciones para la Prensa cinco o seis días y procuró,
durante ese tiempo, que nadie viera las cuartillas, cuando de costumbre apenas
concluía cada estrofa se la enseñaba a sus compañeros. Cuando terminó la obra
muy satisfecho la mostró, había escrito una primorosa poseía, con versos muy
armónicos, empleando tan ingeniosa combinación métrica que la composición
presentaba la forma de una copa perfectamente dibujada.
Convencido D. Vicente Toscano que la literatura no iba a proporcionarle medios de vida, en un momento en que le faltó toda clase de recursos en Córdoba, se vio obligado a regresar a su pueblo natal en busca de los auxilios y los consuelos de la familia.
En Cabra los dolores morales y
físicos le rindieron, tras una interminable y desesperada lucha con el
infortunio y un buen día para él, joven muy joven dejó este mundo. Quizás
pensando en aquella frase que se le atribuye:
“En este mundo el hombre que rebuzna tiene más suerte que el que habla”.
Zoraida,
la Cautiva de la Alhambra
En
una de las muchas razzias efectuadas por los nazaríes en territorio castellano
una joven noble es raptada. Su nombre Isabel de Solís.
Nada
sabemos del pasado de Isabel de Solís, incluso es duda si éste era su verdadero
nombre. Este es el nombre con el que la conocemos desde que se convierte (de
nuevo) al cristianismo tras la Conquista de Granada.
Sus
orígenes están divididos entre los que piensan que pudo ser de Martos, Cieza,
Bedmar o Aguilar de la Frontera.
La
importancia de Isabel de Solís en la historia viene dada porque hecha cautiva
en la Alhambra, el sultán Muley Hacén, padre de Boabdil, se enamoró
perdidamente de ella, Isabel también se enamoró del sultán, tanto que con el
paso del tiempo, fueron conocidos como los amantes de Granada. La leyenda nos
cuenta que era una mujer muy bella.
Isabel
renunciando a su fe se convirtió al islam con el nombre de Zoraida (lucero del
alba), contrajo matrimonio con el monarca que la convirtió en su esposa y
favorita. Dio a luz a dos hijos llamados Sair y Nair, quienes fueron tratados
como príncipes, por lo que se mantuvieron en la Corte.
Aixa,
esposa del sultán y madre de Boabdil por celos medró para que su hijo le
quitara el trono a su padre. Como siempre la historia se repetía padre contra
hijo por el poder. Estas intrigas terminaron por desmembrar el reino. Y como no
el impuso guerrero de Isabel y Fernando.
Mientras
tanto, con objeto de dar un golpe mortal a las continuas razzias y ofensivas
nazaríes 4000 infantes y 3000 caballeros, así como ilustres capitanes como
Diego de Mena, Pedro de Zúñiga, Juan de Robles o Sancho de Ávila tomaron
Alhama, considerada la llave de Granada. Muley Hacén trató de recuperarla
sitiándola, pero el mismísimo rey Fernando con cerca de 50000 hombres, se
acercaba a socorrer aquella avanzadilla.
En
1482, con la pérdida de Alhama, Boabdil se subleva en Guadix y se hizo con el
trono en Granada.
Muley
Hacén y su hermano El Zagal se establecieron en Málaga defendiendo aquel
territorio con buenos resultados. Mil quinientos hombres cayeron a manos de las
tropas lideradas por el Zagal.
Aliatar
suegro del Rey Boabdil anima a éste a demostrar que él también podía obtener
una victoria contra los cristianos. Al frente de un ejército salió de Granada
por Puerta Elvira a Lucena, pero sus tropas cayeron derrotadas y Boabdil
capturado. Supuso el principio y el fin del Reino de Granada.
Tras
la captura de Boabdil, Muley Hacén volvió a ocupar el trono de Granada.
Dejemos
por un momento como se fue gestando la caída del Reino de Granada y volvamos al
principio de esta narración con Isabel de Solís ya convertida en Zoraida.
Tras
la muerte en 1485 de Muley Hacén su hermano el Zagal es nombrado como sucesor. Zoraida
se acogió a la protección de su cuñado, éste le propuso matrimonio, pero ella
lo rechazó. Ella y sus hijos se mantuvieron en la Alhambra hasta la
capitulación del Zagal en diciembre de 1489 en la que el Zagal se rinde y
acepta el vasallaje de los Reyes Católicos, entregándoles sus territorios de Almería
y Guadix. El Zagal se exilió en Fez en 1491. Zoraida permaneció en
Granada.
Con
la toma de Granada en 1492 por los Reyes Católicos, los hijos de Zoraida, Said
y Nair, fueron bautizados en Santa Fe, el 30 de abril de ese año, pasando a
llamarse Fernando y Juan respectivamente. Zoraida decidió entonces volver a la
fe católica y adoptó el nombre de Isabel. En
algunos textos se la cita como Isabel de Granada. Residió en Córdoba y
Sevilla. La Corona castellana se encargó de su mantenimiento.
Poco más se conoce de Isabel de Solís, hasta se desconoce el lugar de su fallecimiento.
Bernardo de Gálvez y Madrid (I Conde de Gálvez)
Un
pequeño pueblo de la provincia de Málaga, (Macharaviaya), enclavado en la
comarca de la Axarquía, fue la cuna de un hombre prácticamente desconocido
tanto para la opinión publica española, mexicana y estadounidense.
Su
legado y reconocimiento se agrandó el 16 diciembre de 2014 cuando el presidente
de los Estados Unidos de América Barack Obama firmó la resolución conjunta del
Congreso estadounidense por la que se concedía la ciudadanía honoraria de los Estados
Unidos a Bernardo de Gálvez, por su relevancia en la guerra de independencia
estadounidense ocurrida entre (1775 y 1871).
¿Quién
fue Bernardo de Gálvez?
Bernardo
de Gálvez y Madrid, I Conde de Gálvez, nació en Macharaviaya (Málaga), el 23 de
julio de 1746, falleció en Tacubaya 30 de noviembre de 1786. Fue un militar y
político español, héroe de Pensacola, virrey de Nueva España y, como he
referido a título póstumo, ciudadano honorífico estadounidense.
No
hablaré de sus campañas como militar porque no pretendo que esto sea una
biografía, yo pretendo solamente dar a conocer a Bernardo de Gálvez dando a
conocer la importancia que tuvo en la guerra de independencia de Estados
Unidos. El propio George Washington por contribución a la derrota británica y su
participación activa en favor del Ejército Continental ya le nombró ciudadano
honorífico de los Estados Unidos. Su retrato figura con los del resto en la
sala de fundadores del Congreso de los Estados Unidos.
Desde
su cargo de Gobernador de la Luisiana apoyó desde el principio la guerra de
Independencia de los Estados Unidos, negoció directamente con Thomas Jefferson,
Patrick Henry, Oliver Pollock y Charles Henry Lee. Gálvez bloqueó el puerto de
Nueva Orleans para que los navíos británicos no pudiesen utilizar el río
Misisipi y también facilitó el tránsito de los rebeldes estadounidenses a
través de todo el territorio al sur de la zona de guerra, ayudando al envío de
armas y municiones destinadas a las tropas de George Washington y George Rogers
Clark
En 1781, aprovechando la mayor velocidad de los correos
marítimos españoles, es informado de un nuevo comienzo de hostilidades entre
España e Inglaterra. Toma las plazas de Mobila y Pensacola. Poco tiempo
después, Gálvez se apoderó de la isla Nueva Providencia en las Bahamas, abortando el último plan británico de
resistencia, con lo que mantuvo el dominio español sobre el Caribe y aceleró el triunfo
de las armas estadounidenses.
No cerraré esta referencia de este malagueño (macharatungo)
para más señas sin reseñar que la ciudad del condado de Galveston en el estado
estadounidense de Texas, ubicada al noroeste del golfo de México. Debe su
nombre a su fundador, Bernardo de Gálvez. Y que aquí protagonizó un hecho, y es
que después de protagonizar el ataque a los fortines británicos, facilitando la
independencia de Estados Unidos de Inglaterra, al girto de “yo solo”, apodo
heroico por el que, aún en nuestros días es recordado y es considerado padre
fundador de Estados Unidos, por cuyo motivo le hace tener su retrato en el
Capitolio de dicho país.
Además contaré lo siguiente que puede ser una leyenda o no, a pesar de que el “pequeño regalo” de Gálvez se suele contar como una anécdota, llama la atención que existe una pequeña placa que los americanos dieron a la ciudad de Málaga “en gratitud por la ayuda económica proporcionada por Gálvez en la Guerra de la Independencia de EEU”. Dicha placa está expuesta en el patio interior que da acceso a la Iglesia del Sagrario. La anécdota no es otra que el dinero destinado para la construcción de la torre que le falta a la catedral de Málaga fue destinado por mediación de Bernardo de Gálvez a la guerra de la Independencia de los Estados Unidos.
“La manquita”, o una catedral inacabada
Hoy una vez más he paseado por el centro de Málaga. Y como siempre acabo ante su hermosa catedral. Y es que desde que leí el relato titulado ¡Yo quiero volver a Málaga! de Francisco Candel, incluido en su libro "Treinta mil pesetas por un hombre", sentí un cariño por la Catedral de Málaga yo diría casi como si fuese el del malagueño que retrata en su relato, porque los malagueños tienen una pasión con su catedral. Cariñosamente la llaman "la manquita" porque una de sus torres, la de la derecha está inacabada. Por la semejanza a una persona manca o sin brazo es por lo que con cierto romanticismo la han apodado la manquita. Aunque la verdad debería llamarse la inacabada.
De por qué está inacabada la torre sur. Hay varias versiones, la primera que me contaron creo que es la más verosímil pero cualquier otra podría ser también válida, lo cierto es que desde que se iniciará su construcción, allá por el año 1528, sobre la cimientos de la mezquita aljama, la Mezquita Mayor, al 1782 que se dieron por acabadas las obras de la catedral, la realidad es que no es así.
Podemos observar que una de sus dos torres está incompleta, por mi parte creo que debería seguir así, porque esa es otra hay quienes quedarían verla acabada, pero en realidad es un símbolo de la ciudad de Málaga e incluso apostaría que muy pocos se han fijado en que la torre está sin acabar. Pretender acabarla sería como pretender enderezar la torre de Pizza.
La primera teoría que me contaron fue que Bernardo de Gálvez un militar nacido en Macharaviaya (Málaga) que era gobernador de la Liusiana, ayudó a Estados Unidos a ganar la Guerra de la Independencia contra los ingleses, y se dice que para ello se donaron cuatrocientos mil reales. El dinero ¡provenía de la catedral de Málaga!, renunciando a la construcción del segundo campanario. En agradecimiento se le puso su nombre a la ciudad Galveston (en el estado de Texas) y se ganó un lugar en la sala de los héroes del Capitolio.
Como prueba refutable existe una pequeña placa que los americanos dieron a la ciudad de Málaga "en gratitud por la ayuda económica proporcionada por Gálvez en la Guerra de la Independencia de EEUU". Dicha placa se encuentra en el patio interior de la catedral que da acceso a la Iglesia del Sagrario.
Otra versión que me contaron fue que en el siglo XVII Málaga fue azotada por terribles epidemias que castigaron y asolaron a su población, la peor de todas la Peste Negra que costó muchas vidas a los malagueños, destinando todo el dinero para la construcción del segundo campanario, para paliar los estragos de tan terrible plaga, que azotaba Málaga.
Quizás nunca sabremos si una u otra versión es la verdadera, además me comentan que hay algunas otras versiones, así que es un dilema que no viene al caso, lo cierto es que la catedral de Málaga está inacaba y que el gracejo de los malagueños ha llevado a apodar “la manquita” a su catedral.
Así pues como recomendación si vais a Málaga no solo visitéis
sus estupendas playas, a ser posible ver su catedral, que es una de las más
ricas catedrales de estilo renacentista-barroco que existen en España. Además
de ser un Bien de Interés Cultural y Declarado Monumento Histórico Artístico
desde el 3 de junio de 1931 es el monumento más importe y representativo de
toda la ciudad de Málaga, y como curiosidad de está considerado este templo
catedralicio uno de los quince templos europeos con mayor altura en su naves.
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